"El piso 10"

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Por las calles de New York

- Aún no entiendo por qué tenemos que hacer esto —Danielle Marsh caminaba por las calles de New York cruzada de brazos y con una postura que decía a gritos "AL PRIMERO QUE SE CRUCE POR MI CAMINO LE TOCAN TODOS LOS NÚMEROS PARA LA RIFA DE LA MEJOR PATADA EN EL TRASERO DEL UNIVERSO".

- Ya te lo he explicado millones de veces, Dani. Mi padre cree que es mejor mantener el perfil bajo por unos meses y tiene razón —le explicaba pacientemente a su mejor amiga. Al contrario de Danielle, Hanni Pham, caminaba por las calles de New York sin necesidad de atropellar a nadie. La pelinegra sabía que tenía a esta ciudad en la palma de su mano y que no hacía falta ningún esfuerzo para mantenerlo así. Tan solo con la más insignificante de sus miradas, podía hacer que el señor que vende panchos en esa esquina perdiera su empleo. O que la mujer que ahora limpiaba los vidrios de su pequeña tienda de cupcakes mientras tarareaba una insulsa canción de Taylor… ¿Cómo era el apellido de esa cantante? ¿El mismo que compartía con la marca de Hamburguesas? En fin, con un solo llamado, Hanni Pham podía hacer que antes de que esa mujer terminara de tararear esa canción, su negocio pasara de dueño sin darle oportunidad alguna. No podía evitarlo, tenía un don para los negocios y lo sabía.

- Pues para tu padre es fácil decirlo porque él vive en una mansión en Los Ángeles llena de gente para servirlo, con una pileta en su enorme jardín y llenó de comodidades para relajar su viejo trasero mientras tu madre se hace su quinto masaje del día con esos changos musculosos que le gusta que la manoseen —siguió quejándose la australiana— En cambio, nosotras llevamos toda la mañana perdidas tratando de buscar insulso departamento para vivir —agregó.

- Dani… —Hanni iba a intentar calmarla de nuevo.

- Nada de Dani —interrumpió la australiana frenándose en la calle para enfrentar a su amiga— Somos millonarias, Hanni —dijo con furia— Que digo millonarias, somos multimillonarias —lo dijo con más furia aún— Si quisiéramos podríamos comprarnos un edificio para cada una en la más lujosa de estas calles —revoleaba los brazos señalando cualquier cosa con tal de que le sirviera para apoyar su punto.

- Si hiciéramos eso, tendríamos a la prensa en nuestros talones antes de que alcanzaras a tener sexo con Haerin en cada rincón de ese edificio, Danielle. Alertaríamos a la competencia y todos nuestros negocios se irían a la mierda. A la mierda. Todo el esfuerzo, toda la investigación que hicimos y todo lo invertido hasta el momento se echaría a perder también —respondió Hanni sin perder la calma— Además… —siguió antes de que su amiga la interrumpiera— Si no me equivoco, fue idea tuya que nos mudáramos a esta ciudad para ganar nuevos mercados y si eso es lo que quieres, es mejor hacerle caso a papá y buscar un departamento en el cual pareciera que no viven las dos dueñas multimillonarias de Pham Marsh Investment —le dijo nombrando a su compañía para luego seguir su caminata dando por finalizada esa conversación.

Danielle se quedó pensando con el ceño fruncido y apenas se dio cuenta de que Hanni había avanzado demasiado apresuró el paso para seguirla— ¿Al menos podemos tener jacuzzi? —preguntó habiendo recapacitado.

- Una vez que consigamos el departamento puedes hacer lo que se te plazca— le dijo la empresaria— Pero recuerda que es una situación de pocos meses —puntualizó— Una vez que sepan que estamos ganando terreno en esta ciudad, adiós pobreza —dijo— Tú te puedes ir a vivir con Haerin o con quién quieras y yo con Ricky —definió.

- Claro, si tu novio decide venir a vivir contigo —retrucó la australiana riendo maliciosamente— Tú sabes cómo le cuesta a Ricky dejar a las prostitutas de Los Ángeles —agregó esperando despertar la ira de Hanni Pham, después de todo alguien tenía que pagar por lo que ella estaba viviendo.

No soy para ti (Bbangzas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora