"La semaforización"

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Dos semanas después, en la oficina de Hanni

- ¡HANNI! —Danielle entraba a la oficina de la rubia. Traía un papel en su mano y por la cara parecía ser algo urgente.

La rubia levantó su dedo para silenciar a su amiga mientras terminaba de hablar por teléfono, la australiana se quedó cruzada de brazos en frente de su escritorio en su mejor postura de irritación.

- Es usted el que no está entendiendo, señor Grisham —le aclaró la empresaria al destinatario de la llamada— La firma Pham Marsh tiene más del treinta por ciento de las acciones y eso convierte a mi firma en la socia mayoritaria, por ende déjeme recordarle que podemos tomar cualquier decisión que se nos plazca u oponernos a las que tome el resto dejándolas sin validez. Todavía no he terminado de hablar —calló la interrupción del hombre— Si hemos decidido votar en contra de que ese hombre sea nombrado director de finanzas es porque tenemos otro nombre en mente —ya tenían todo arreglado de hecho— Exacto. Es lo que decimos nosotras o nos vamos a ver obligadas a rescatar nuestras acciones y usted bien sabe lo que eso significaría para… ahora nos vamos entendiendo. Espero que mañana hablemos en otros términos… hasta luego —cerró la llamada y con una enorme sonrisa enfrentó a su amiga.

- Eres infalible, Han —la felicitó Danielle— ¿Lo lograste? —preguntó sin duda

La rubia asintió— Vamos a manejar las finanzas de esa empresa como se nos plazca, Dani —Hanni apretó el botón de su intercomunicador— Olivia, trae una botella de champagne con dos copas, por favor —al parecer había algo que festejar.

Danielle sonrió hasta que se acordó del motivo de su visita a la oficina de Hanni. Rápidamente volvió a adoptar su posición de enfado y agitó el papel que tenía en su mano. Lo estampó en el escritorio de la rubia.

- ¿Qué es esto? —Hanni se puso sus gafas y agarró el papel. Danielle pudo ver como su amiga fruncía el ceño mientras leía— ¿Otra licencia? Esta es la…

- La quinta en el año, Han —informó la australiana— Mi madre tenía razón, hay que echarlo inmediatamente, estoy segura que nuestros abogados pueden alegar irresponsabilidad o algo así. Estuve hablando con ellos y dicen que… —mientras Danielles seguía diagramando una forma de pagarle menos de indemnización al empleado. Hanni volvía en sus recuerdos, de vez en cuando se tenía que acordar de mover su cabeza para que su socia no le llamara la atención por no estar escuchándola.

Fue exactamente este empleado sobre el cual Minji opinó que habría que preguntarle porque pedía tantas licencias, y fue en ese preciso momento que Minji estaba segura que Minji le había empezado a caer mal a Yoojung Marsh. Dios, como detestaba Hanni a esa mujer. El primer fin de semana que se mudaron, y tal como Danielle lo sospechaba, la tuvieron de visita en el departamento y la mujer se había dedicado las dos primeras horas que la vieron despotricar contra Minji. No fue hasta que Hanni la hizo callar pidiéndole respeto por alguien que había sido tan amable de darles asilo, hasta que la mujer paró un poco su veneno. Lo siguiente fue tanto, que Hanni y Haerin se inventaron excusas para salir del departamento rumbo a cualquier lado, lo que menos querían hacer era aguantarse a la vieja bruja criticando las elecciones de Danielle y a su amiga lamiendo el trasero de su madre con tal de obtener su aprobación. La rubia no supo exactamente dónde se ocultó Haerin el día sábado, pero ella se la pasó todo el día en su propia oficina. El domingo tanto la bailarina como Hanni se levantaron temprano para irse al hogar con la esperanza de que las niñas le pudieran hacer olvidar a la bruja de Yoojung, y bueno, tal vez Hanni tenía la suerte y se encontraba con Minji también. Lamentablemente, no fue así. No la vio ese domingo, ni tampoco el domingo siguiente. Hanni no sabía por qué la pelinegra no iba al hogar, si durante el tiempo que vivieron juntas, lo había hecho religiosamente todos los domingos y algún que otro día más. Lo curioso era que a Haerin no parecía sorprenderle, tampoco a Sohyun y mucho menos a la hermana Victoria, así que el segundo domingo que no vio aparecer a Minji, no le quedó otra que preguntar— "¿Cómo que está en Londres?" Fueron las palabras que le salieron apenas la hermana Victoria se lo comunicó— "¿Por qué carajo no me dijiste?" —fue la reacción de Hanni apenas se enteró de que la bailarina ya sabía que Minji estaba de viaje, de más está decir que la mala palabra enfrente de Sohyun le costó a la rubia dos Padrenuestro y tres Ave María que la hermana Victoria le impuso como castigo. Una vez que había procesado la noticia de que Minji había cruzado el océano, se puso a escuchar todo lo que Xinyu y le había pedido a la tatuadora que le trajera. Rió a carcajadas cuando se enteró de que la mini china le había pedido kilos y kilos de chocolates y galletas pero no despegó sus ojos de la pequeña pelinegra de cuatro años. La tristeza de Sohyun no pasó desapercibida por Hanni. La rubia la abrazó con fuerza cuando la pequeña pelinegra se largó a llorar pidiéndole que fuera a buscar a Minji porque, en palabras de la pequeña, "la extlañaba mucho y no quelia que se fuerrrr… fuerrla nunca más". Cuando Hanni y la hermana Victoria lograron calmarla, ponerle su medicina y dormirla, la empresaria se enteró que Minji se había venido a despedir unos días después de que las chicas se cambiaran de departamento, pero que aún así llamaba casi todos los días para hablar con la niña.

No soy para ti (Bbangzas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora