Horas más tarde
Las tres chicas iban en un taxi de camino a encontrarse con Sunoo en la puerta del estudio de tatuajes.
- No entiendo por qué tuvimos que tomar un taxi. No te bastó con hacerme mudar a ese nido de ratas donde no puedo pegar un ojo porque si me duermo, estoy segura de que la rarita es capaz de secuestrarme para sacarme la piel y hacerse un tapado— protestó la australiana nuevamente. Desde que Hanni le había arrebatado de un manotazo las llaves de su auto, la cara de Danielle no había cambiado. Se subió al taxi, se cruzó de brazos y se encargó de actualizar sus protestas a cada rato— ¿Qué tienes contra mí, Hanni? ¿Por qué no dejas que use mi hermoso coche? —presionó.
Hanni no quería volver a contestar la misma pregunta, no quería que Danielle la sacara por tercera vez de sus pensamientos. Su mente estaba en el lugar que quería y no quería interrupciones. Así que decidió ignorar a su amiga una vez más.
La empresaria no entendía su cuerpo, no entendía su mente, no entendía como se comportaba cuando Minji estaba frente a ella. Cuando la chica dormía, que más hubiera querido Hanni que acostarse a su lado y mirarla sin cansancio. Cuando despertó asustada por el exabrupto de Haerin, Hanni no pudo evitar querer tomarla entre sus brazos y tenerla segura entre ellos hasta que la alta se tranquilizara. ¿Pero cómo podía hacer eso si la otra chica apenas permitía que estuvieran a unos cuantos pasos de distancia? Se preguntó a sí misma. Pregunta que la hizo mirar a una de las castañas que tenía a su lado, Haerin. Haerin había visto lo mismo que ella, la bailarina también había presenciado la forma en que Minji llegó a temblar por el solo hecho de tener las manos de Hanni en cada uno de sus brazos. Evidentemente, a la alta la ponía incomoda la presencia de otras personas a su alrededor, y ni hablar de que otra persona se acercara a ella o intentara tocarla. Apenas salían por la puerta del departamento, Hanni alcanzó a ver como todo el cuerpo de la otra chica se relajaba. Y si no hubiese sido porque en ese momento Danielle había empezado con sus chillidos, la pelinegra hubiera jurado que escuchó a Minji suspirar.
- Si yo hubiera manejado ya hubiéramos llegado ¿Sabes? —al parecer Danielle no se callaba— si yo hubiera manejado MI COCHE, no tendríamos que ir todas apretujadas en este mugriento carcacho y-
- Házme el favor de callarte, Danielle —La australiana lo había logrado, había logrado que Hanni saliera de sus pensamientos— ¿Cuántas veces tengo qué explicarte que por unos meses hay que tratar de pasar desapercibidas? ¡Contéstame, Danielle! ¿Cuántas veces tengo que explicarte? —insistió irritada.
La australiana cruzó aún más sus brazos de ser posible— Si no me dejaste usar mi Porsche, al menos hubiéramos salido en tu Mercedes —alcanzó a murmurar.
Gracias a Dios que el taxista frenó antes de que Hanni pudiera contestar. La pelinegra pudo divisar a un impaciente Sunoo en la vereda.
- Dijeron en una hora —les reclamó el chico apenas las tuvo de frente.
- Calma tu bombacha, princesita. Y no me mires así —lo frenó Danielle— Si hubiéramos usado MI-
- YA SABEMOS QUE SI HUBIÉRAMOS USADO TU COCHE HUBIÉRAMOS LLEGADO ANTES. PERO NO LO HICIMOS, DANIELLE. YA NOS TIENES CANSADA CON TUS QUEJAS —para sorpresa de los otros tres, Haerin había perdido la paciencia que la caracteriza. Las idas y vueltas con la australiana no la tenían bien. Después de la fiesta de despedida, se había prometido firmemente que no iba a dejar que Danielle la hiciera y deshiciera cuando ella quisiera, se iba a poner firme en exigir de la australiana mucho más de las migajas que recibía. Pero después, la estúpida de Danielle la tuvo que seguir a su cuarto y bastó con que le susurrara dos o tres cosas lindas para que Haerin dejara que Danielle la pusiera contra la pared y la hiciera gritar rápidamente su nombre. Las convicciones de la bailarina se habían ido a la mierda junto con la ropa interior de la misma.
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No soy para ti (Bbangzas)
Roman d'amourHanni, una máster en negocios, está acostumbrada a tener todo y a todos bajo su control junto a su socia y mejor amiga: Danielle. Con un chasquido de dedos, Hanni consigue todo lo que quiere. Sin embargo, su vida comenzará a cambiar cuando tenga que...