"No soy tu protectora"

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Al día siguiente en la oficina de Hanni

Danielle entraba a la oficina que estaba junto a la de ella para tratar de calmar a su amiga. Había pasado media hora tratando de concentrarse en su trabajo sin prestarle atención a los gritos de Hanni, pero hubo un momento que ya no los pudo aguantar y se levantó de su silla para ir a intervenir.

- ¡QUE SEA LA ULTIMA VEZ QUE ESTO PASA! —Enfrente de la pelinegra habían unos siete empleados alineados con la cabeza agachada mientras Hanni caminaba delante de ellos. Danielle entró y apoyándose en el escritorio de la chica se decidió a mirar, le encantaba cuando Hanni perdía sus cabales.— NO LO VOY A PERMITIR —la pelinegra caminó hasta el escritorio y agarró un montón de papeles— Estos son sus currículos —agarró uno al azar y lo leyó— Secretaria ejecutiva durante tres años en Waterhouse Coper, manejo de tres idiomas, bla, bla, bla —lo tiró al piso y agarró otro— Licenciado en manager de negocios con un doctorado en Yale, etc. Etc. —agarró todos los papeles y los cortó por el medio para después hacer una lluvia de papel con los mismos— ¿TODO PARA QUÉ? ALGUNO CONTESTE… ¿Para qué, Olivia? —ordenó parándose enfrente de su secretaria privada.

La mujer subió la cabeza y buscó ayuda en Danielle, se dio cuenta que no la iba a encontrar cuando vio la sonrisa malévola en el rostro de la chica— Señorita Pham… lo sentimos mu-

- La respuesta es… —volvía a su normal tranquilidad— Todo para que cuando su jefa se quiera tomar una aspirina y vaya a buscar agua para hacerlo y el dispenser esté vacio —contó el final de la cuestión.

- No es mi cul... —uno de los chicos quiso hablar pero la mirada de Hanni se lo comió.

- Retírense —les dijo dándose vueltas hacia su escritorio. Ninguno de los empleados dudó un segundo en seguir la órden.

- ¡OYE TÚ! —Danielle frenó a su propia secretaria, poco le importó que había caído en el reto de su socia – Leah…

- Es Lia —la corrigió la chica.

Danielle giró los ojos— Leah ¿Qué te dije de la falda? —le preguntó haciendo que la joven mirara su vestimenta.

La chica se la desprendió y la subió unos cinco dedos por arriba de la rodilla— ¿Así está bien? —preguntó ruborizada.

- Camina hasta la puerta como te dije y después lo charlamos en mi oficina —le dijo la australiana despidiéndola. La mujer hizo caso y salió agitando bien su trasero como le había enseñado Danielle.

- No tienes remedio, Danielle. —la reprendió Hanni.

Danielle esperó a que todos los empleados salieran para mirar a su amiga que ya estaba sentada en su trono y con una lapicera firmaba papeles— Oye Han, no es que me moleste, porque tú sabes que cuando se trata de torturar gente, a mí me encanta. Pero ¿Qué demonios pasa contigo hoy? Nunca en mi vida te había visto perder los cabales tantas veces en un mismo día —agregó.

La pelinegra soltó la lapicera bruscamente, para después agarrarse la cabeza y apoyar sus codos en el escritorio— Dime que tú estás tan preocupada como yo, Dani. Son las seis de la tarde y aún no sabemos nada —soltó de repente.

La australiana suspiró y caminó hasta el sillón que Hanni tenía en su oficina— ¿Por la rarita? Por supuesto que sí —le aseguró una vez sentada— Pero Hanni, no podemos…

La pelinegra salió de su posición y se paró nerviosa para caminar por su amplia oficina - No me digas nada, Dani. ¿Cómo carajo se nos ocurrió dejarla ahí? Tendríamos que haber hecho algo. No apareció en toda la noche —le dijo.

- Te ví durmiendo en su cama esta mañana cuando me levanté —parte era verdad y parte era mentira, era verdad que Danielle había visto a Hanni durmiendo en el sofá-cama de Minji, pero lo había hecho cuando se levantó por quinta vez a ver si Minji había llegado.

No soy para ti (Bbangzas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora