Capitulo 89; Final

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Narra Christopher

¡Oye, Christopher! —gritó Zabdiel detrás de la puerta —Apresúrate ¿sí? Llegaremos tarde.

Dejé que por última vez el agua recorriera mi piel y cerré la llave. No sé cuánto tiempo llevaba aquí dentro, al parecer mucho, ya que los gritos de Zabdiel eran muy notorios por el tiempo excedido.

Tome mi toalla y sequé mi cuerpo, una vez que termine la coloque alrededor de mi cintura y mire mi rostro devastado en el espejo. Tenía la parte de debajo de mis ojos algo morado, no había dormido en toda la noche; también los tenia hinchados de tanto llorar.

Salí del baño y fui directo a mi habitación para poder cambiarme, había decidido ponerme la misma ropa que me puse cuando la conocí, aun la conservaba. Una camisa negra y un pantalón negro de vestir, en mis pies unos zapatos ya algo desgastados, pero bien pulidos, era lo único que tenía en ese entonces. Ya una vez listo, arregle mi cabello con forme mi vestimenta.

Cuando por fin me sentí lo más o menos estable, fui a mi buro de noche donde saqué una pequeña cajita negra que contenía adentro el anillo de compromiso que le había comprado a (_____________________), lo tengo desdés hace mucho tiempo, solamente estaba buscando el momento perfecto para dárselo, pero lamentablemente no se dio y ni se dará jamás. Lo guardé en mi bolsillo y salí de la habitación.

Camine hacia la sala, donde Zabdiel y Jazmín estaban, ambos listos para partir. Mire el reloj de mi celular y marcaban las 11:30am, teníamos media hora para llegar al cementerio de la ciudad.

—Ya estoy listo — comenté con voz ronca y ambos voltearon a verme —Vámonos.

Se levantaron de sus lugares y Zabdiel comenzó a caminar hacia la puerta, Jazmín se acercó para tomarme de la mano y comenzar a caminar también. A pesar de ser una niña pequeña, Jaz lo está tomando mejor que yo, obviamente tenemos razones distintas para querer a (__________________), pero a como son los niños de sentimentales cuando quieren a alguien, lo está tomando muy bien.

Seguimos nuestro camino hasta llegar afuera del edificio. Zabdiel levanto su mano para pedir un taxi y cuando se puso frente a nosotros, entramos a él. De nuevo Zabdiel le dijo a donde debía de dirigirse y el chofer obedeció. Literalmente, Zabdiel es mi intermediario en estos momentos, él dice y hace las cosas que cree que son porque sabe que no estoy en condiciones de hacer o decir mucho. Eso es algo que de verdad le agradezco mucho, también el hecho de que este aquí acompañándonos significa demasiado para mí.

Creo que el clima sabía lo que pasaba, ya que estaba a punto de llover. Las nubes grises se juntaban para crear otra más gris aun y con mucha más agua. Bien sabia el clima que este día es devastador y triste para mí. No había pisca del sol por ningún lado.

Los edificios y las personas pasaban rápidamente por nuestro lado, a esta hora es cuando más personas hay por las calles y más autos también. El chofer sabía muy bien que calles tomar para evitar el tráfico, nunca se detuvo ni perdió tiempo en ello. Gracias al cielo.

El auto se detuvo por fin en la gran entrada de dicho cementerio, Zabdiel le pago al chofer y bajamos del auto. Comenzamos a caminar hacia adentro por toda la pequeña calle que había ahí, Zabdiel iba delante de mí y de Jazmín, volteando para todos lados en busca de un indicio para dar con la sepultura. Seguimos caminando hasta que Zabdiel estiro uno de sus brazos y con uno de sus dedos señalo un lugar. Voltee a ver y en efecto, ahí estaban todos.

Una vez que llegamos a ellos, pude percatarme de quienes estaban aquí, identifique rápidamente a Verónica, al Señor Camacho, al Señor Colon, al chico que una vez llevo a mi departamento, Max creo que se llamaba, a los empleados de la oficina y a la familia de ella. Todos estaban devastados con esto, escuchaba como la mamá rompía en llanto descontroladamente, como cada uno de los presentes tenían lágrimas en los ojos y como a mí se me acumulaban en los míos.

La caja estaba sola, no había nadie aun lado de ella. Me tome de valor y le di la mano de Jazmín a Zabdiel para que la cuidara, estaba dispuesto acercarme y verla por última vez. Caminé entre todas las personas y llegué junto a ella, mi corazón se rompió y mis lágrimas comenzaron a salir.

Estaba hermosa, la habían maquillado tal y como le gustaba, llevaba puesto un traje de oficina negro y el cabello ligeramente ondulado. Divina se miraba.

—Lamento haberme tardado tanto en perdonarte, cariño — dije colocando una de mis manos en el cristal —Pero quiero que sepas que sí, te perdono. Yo también hice cosas que no eran y te pido disculpas por ello.

Limpie con la manga de mi camisa, las lágrimas que recorrían mis mejillas. Sé que era completamente inútil ya que volverían a salir más, pero no importan, quiero tener bien la visibilidad para poder verla antes de que se vaya.

—¿Recuerdas cuando no querías contratarme como tu oficinista porque aun estudio la universidad? — pregunté soltando una leve risa —Fue tan gracioso en su momento, pero tenías razón, tu buscabas cosas concretas y yo apenas iba a salir. ¿Te digo algo? El que me hayas contratado, fue una de las mejores cosas que me pudo haber pasado. Lo tengo casi todo gracias a ti. Solo me faltas tú.

—Por cierto, te traje algo — dije y saqué de mi bolsillo la cajita. La coloque encima del cristal. De nuevo mis lágrimas salieron —En donde quiera que estés, mi amor, espero y aceptes casarte conmigo. Por favor espérame del otro lado.

—Te voy a extrañar mucho, corazón —seguí hablando y coloqué mi cabeza ligeramente en el cristal. —Te amo, te amo, te amo. Nos vemos después, amor mío. Descansa.

Me separe de la caja y camine hacia donde estaba Zabdiel y Jazmín.

Lo que empezó como un simple juego lleno de LUJURIA, termino siendo un gran amor puro y verdadero. 

Lujuria | Christopher Vélez y Tu [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora