En una época llena de oscuridad y peligro, Chihiro, una Cazadora de Demonios con habilidades excepcionales, se enfrenta a retos que la llevan a explorar tanto su pasado como el legado de su clan.
A medida que profundiza en la historia de su familia...
En los días previos a la Final Selection, el nombre de Hamada Chihiro ya resonaba en los pasillos del Cuerpo de Exterminio de Demonios. Conocida por su elegancia letal y su dominio de la Respiración del Cisne, muchos esperaban con ansias ver cómo se desenvolvería en la prueba más desafiante de todas. La Final Selection en el Monte Fujikasane era una tradición que separaba a los verdaderos cazadores de demonios de los aspirantes. Rodeada de glicinas, Chihiro se enfrentaría a su destino.
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El Monte Fujikasane, cubierto de glicinas, se veía casi mágico bajo la luz de la luna. Estas flores, aunque hermosas, eran el único elemento que mantenía a raya a los demonios. Chihiro, con su cabello negro recogido en múltiples trenzas, se preparaba mentalmente para la prueba. Los otros aspirantes se encontraban a su alrededor, todos compartiendo la misma mezcla de nerviosismo y anticipación.
Cuando la prueba comenzó, Chihiro se adentró en el bosque con una calma imperturbable. A cada paso, sus sentidos estaban alerta. La Respiración del Cisne no solo era una técnica de combate; también le otorgaba una agudeza perceptual, permitiéndole detectar incluso el más mínimo movimiento en la oscuridad.
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El primer demonio que encontró era un ser grotesco, con múltiples ojos y garras afiladas. Chihiro, con un movimiento elegante y fluido, desenvainó su katana. Tomó una profunda inhalación, activando su técnica de Respiración del Cisne. Sus movimientos eran rápidos y gráciles, como una danza mortal. En un instante, sus cortes precisos decapitaron al demonio, que se desintegró en el aire.
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