𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬 𝗢𝗙 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗪𝗔𝗡 ||Kimetsu No Yaiba||

Capítulo 32

Todos permanecían de rodillas en la sala, esperando a los últimos dos miembros del equipo. Pronto, Sanemi e Iguro entraron, y Sanemi se arrodilló junto a Chihiro, puesto que ese era su lugar.

—Los teníamos esperando, mil disculpas —dijo Sanemi.

—No hay problema, buen trabajo en su misión —respondió Chihiro.

—Ajá, oí que Hamada, Kanroji y Tokito se enfrentaron a dos Lunas Crecientes —comentó Iguro.

—Sí, fue impresionante. Por un momento creí desfallecer, pero triunfamos gracias al esfuerzo de todos —sonrió Mitsuri.— ¿Verdad, Chihiro-chan? —añadió Mitsuri.

—Así es, Mitsu —respondió Chihiro con una sonrisa.

—Maldición, qué envidia me dan —suspiró Sanemi—. ¿Por qué yo no me encuentro con ninguna Luna Creciente en mi camino? Últimamente casi todos se han topado con alguna. Chihiro se ha encontrado con dos o tres. ¿Cómo te sientes de salud?

—Ah... bien. Es mucho el agotamiento, pero descanso un poco y vuelvo a entrenar —respondió Chihiro.

—Si faltaran más Pilares, la Compañía Cazademonios estaría en peligro —dijo Gyomei llorando—. Es digno de admiración que sobrevivieran después de derrotar a dos Lunas Crecientes.

—Por cierto, en esta ocasión tus heridas se han curado más rápido de lo normal, sobre todo tú, Chihiro-san. Estoy acostumbrada a curarte y me deja impresionado que no tengas más que ese rasguño en la mejilla. ¿Ha pasado algo? —preguntó Shinobu.

—Seguramente el Comandante General nos hablará de eso en su informe —interrumpió Tomioka, observando cómo Chihiro se tocaba el lugar del rasguño.

Se giraron hacia el frente cuando vieron llegar a la esposa del patrón.

—Disculpen que los hayamos hecho esperar. En la reunión de los Pilares de hoy me encargaré yo, Ubuyashiki Amane, en representación de mi esposo, Ubuyashiki Kagaya. También tengo la desdicha de informarles que para el Comandante General Kagaya será imposible presentarse más ante ustedes, porque su estado ha empeorado. Les ofrezco una disculpa desde el fondo de mi corazón.

Chihiro apretó la falda de su uniforme con fuerza. El patrón era lo más cercano que tenía a un padre, pero como siempre, parecía que Chihiro estaba destinada a perderlo todo.

Tanto la esposa como las hijas de Kagaya y los Pilares hicieron una reverencia mutua.

—Rezo para que el fuego de la vida del Comandante arda muchos días más de lo previsto. También ruego para que reciba fuerza en su corazón, Amane-sama.

—Permítanme expresar mi gratitud infinita a todos los Pilares. Estoy segura de que ya lo habrán escuchado, pero ahora que ha aparecido una demonio resistente a la luz solar, Kibutsuji Muzan atacará con fuerza para apoderarse de ella y conquistar él mismo el sol. Se acerca una batalla de una magnitud nunca vista. Recibimos un reporte que menciona que Kanroji-sama y Tokito-sama mostraron una marca con patrones muy peculiares durante la batalla. Les solicito que nos instruyan sobre las condiciones para su aparición.

—¿Una marca? —preguntó Mitsuri, sorprendida.

—En la era de los Estados en Guerra, los espadachines de la Respiración Inicial que estaban a punto de acabar con Kibutsuji Muzan presentaban marcas con patrones parecidos a los de los demonios. Habrá algunos de ustedes que lo sepan por tradición oral —explicó Iguro.

—Es la primera vez que lo oigo. ¿Por qué se ha ocultado esta información? —preguntó Chihiro.

—Ha habido varios que se obsesionaron demasiado al no presentar la marca. Además, los escritos referentes a la marca están llenos de muchas ambigüedades, tal vez porque en ese entonces no se le daba mucha importancia, y la Compañía Cazademonios ha estado a punto de ser aniquilada varias veces. Así que quizá esa información se haya perdido en alguno de esos puntos. Pero solo hay una cosa que está claramente documentada: la aparición de un espadachín con la marca causa que los compañeros que lo rodeen también la presenten, como si resonaran entre sí.

La hija de Kagaya intervino mencionando algo sobre un diario, y se comentó que Tanjiro fue el primer espadachín en presentar la marca. Les pidieron a Mitsuri y Tokito que explicaran las condiciones de su aparición. La primera en hablar fue Mitsuri, pero sus explicaciones fueron tan emocionadas y llenas de energía que terminó haciéndose bolita de la pena. En cambio, Tokito lo explicó de una forma más argumentada y calma.

—La marca de Chihiro es totalmente diferente a la que ustedes presentaron. Hemos buscado en los libros y nunca nadie del clan Hamada la presentó. Ella ha sido la única. Así que, Hamada-sama, le pido que por favor averigüe por qué —dijo Amane, dirigiéndose a Chihiro.

—Sí, señora —respondió Chihiro, asintiendo con seriedad.

Sanemi y Giyu casi se agarraron de las greñas porque la reunión continuaba, a pesar de que la esposa de Kagaya ya se había retirado. Tomioka insistía en irse, alegando que el tema no le concernía, pero en ese momento Chihiro lo llamó con tranquilidad y le pidió que se quedara. Giyu se sonrojó, la miró por un instante y, fingiendo fastidio, volvió a sentarse.

—Así que, ¿ese es el poder que tiene Chihiro sobre el Pilar del Agua? —murmuró Sanemi con una mezcla de sorpresa y frustración, mientras observaba la escena.

Chihiro se adelantó y, con una voz calmada pero firme, propuso: —Creo que deberíamos entrenar a los otros cazadores. Cada uno de ellos debería pasar por un entrenamiento intensivo con cada Pilar. Así nos aseguraremos de que todos estén preparados para la batalla que se avecina.

Los Pilares intercambiaron miradas, evaluando la sugerencia de Chihiro. Mitsuri fue la primera en hablar.

—¡Es una idea excelente! —dijo con entusiasmo, sonriendo ampliamente—. Todos necesitamos estar en nuestra mejor forma, y los cazadores también.

—Estoy de acuerdo —añadió Gyomei, asintiendo lentamente—. Este tipo de entrenamiento podría marcar la diferencia en la próxima batalla.

—Deberíamos escribir un pacto —propuso Iguro—, para que todos estemos comprometidos y nadie se quede atrás.

—Sí, estoy de acuerdo —dijo Sanemi con una sonrisa que mostraba su entusiasmo por el reto—. Esto nos fortalecerá a todos.

Chihiro asintió, sintiendo una oleada de alivio al ver que su idea era bien recibida.

—Entonces, hagámoslo —dijo, su voz firme mientras miraba a cada uno de los Pilares—. Estamos todos de acuerdo.

Todos los presentes asintieron y comenzaron a trabajar en la redacción del pacto, asegurándose de que cada uno de los Pilares estuviera comprometido con la idea. Una vez terminado, todos firmaron el documento, sellando su promesa de entrenar y fortalecer a cada cazador para la batalla final.