Chihiro estaba profundamente dormida, disfrutando de un sueño reparador después de días de intensos entrenamientos. De repente, un fuerte tirón en su cabello la despertó bruscamente. Aún medio adormilada, parpadeó confundida, tratando de entender lo que estaba sucediendo.
—¿Qué... qué pasa? —preguntó con voz somnolienta, mientras su vista se aclaraba.
Frente a ella, Kaori estaba visiblemente agitado, sus plumas alborotadas como si el mismo viento de la tormenta hubiera pasado por él.
—Alista tus armas, están atacando al patrón —anunció Kaori con una urgencia inusual.
El impacto de esas palabras la golpeó como un balde de agua fría. En un instante, todo el sueño y la calma que la rodeaban se esfumaron. Su corazón se aceleró y una oleada de adrenalina recorrió su cuerpo, poniéndola en alerta máxima. Se levantó de la cama como un resorte, sus manos temblorosas mientras se vestía apresuradamente, sintiendo cómo el miedo y la preocupación la dominaban.
La sola idea de que el patrón estuviera en peligro la hacía sentir una mezcla abrumadora de terror y rabia. El patrón, quien había sido una figura paternal para ella, estaba en peligro, y la sola idea de perderlo la llenaba de un pánico profundo. Mientras se ponía su uniforme y ajustaba su espada, su mente estaba en caos, luchando por mantener la calma y centrarse en lo que debía hacer.
¿Y si llego demasiado tarde?
Pensó, sintiendo un nudo en la garganta.
No puedo perderlo también. No puedo...
A medida que se preparaba, los pensamientos oscuros de pérdida y desesperación la inundaban, pero junto a ellos venía una determinación feroz. No iba a permitir que nada le sucediera al patrón. No podía fallar. No esta vez.
La imagen del patrón y de los muchos otros que había perdido a lo largo de su vida brillaban en su mente, empujándola a moverse más rápido, a ser más fuerte. Sentía una mezcla de miedo y furia dentro de ella, una tempestad de emociones que la impulsaba a seguir adelante, a no detenerse hasta que el patrón estuviera a salvo. Con los nervios de punta, Chihiro salió disparada, con una resolución firme de proteger a quienes amaba.
Chihiro corría con todas sus fuerzas, cada paso era un martillo contra su pecho, y le dolía hasta respirar. El aire le quemaba en los pulmones, pero nada de eso importaba. Se había vestido tan rápido que su uniforme apenas estaba ajustado correctamente; los botones estaban mal abrochados, las mangas desiguales. Pero todo eso era irrelevante. Lo único que importaba era llegar a los aposentos del patrón, salvarlo a él, a su esposa, y a sus hijas. Estaba tan cerca, solo unos pasos más, y estaría allí para protegerlos.
De repente, una luz cegadora la envolvió, seguida de una ráfaga de humo y tierra que la alcanzó con una fuerza abrumadora. Chihiro se detuvo en seco, cerrando los ojos con fuerza para evitar que el polvo le entrara. Cuando finalmente los volvió a abrir, una escena de destrucción absoluta se desplegó ante ella: una explosión inmensa había sacudido todo. El impacto de la devastación la dejó inmóvil, sus piernas temblaban, y sintió que estaba a punto de caer de rodillas.
En ese momento, Tomioka apareció de repente, su mano firme se posó sobre su hombro. Chihiro lo miró, con las lágrimas desbordándose de sus ojos, una mezcla de desesperación y dolor reflejada en su rostro. Apenas hacía unas horas había hablado con Kyojuro en su corazón, prometiéndole que no dejaría que nadie más muriera, y ahora esto… ¿Acaso todo esto era una broma cruel del destino?
—¿Por qué estoy destinada a perderlo todo? ¿Por qué todos los que me rodean mueren?
Tomioka no respondió, aunque su rostro también reflejaba el shock y la consternación que sentía por la explosión. Silenciosamente, abotonó los botones del uniforme de Chihiro que estaban desabrochados en su pecho, como si ese simple acto pudiera darle un mínimo consuelo o restaurar algún tipo de orden en medio del caos.
Antes de que pudiera reaccionar, otra explosión, más pequeña, sacudió el aire. Tomioka tomó la mano de Chihiro, corriendo hacia la fuente del estallido. Al llegar, sus ojos se abrieron con incredulidad al ver la escena que se desplegaba ante ellos: Kibutsuji Muzan, el Rey de los Demonios, estaba allí, junto a Tamayo. Lo más impactante era que Muzan se estaba reconstruyendo lentamente después del ataque.
Chihiro se soltó de la mano de Tomioka, el shock inundando cada fibra de su ser. Ese era Kibutsuji Muzan, el hombre que la había mirado fijamente en una tienda, el mismo que la había visitado en su trabajo de geisha. No podía creerlo; lo había tenido frente a ella todo este tiempo y nunca lo había sabido. ¿Cómo era posible que su energía y aura fueran tan diferentes entonces? Pero ahora, ante ella, no había duda de su verdadera naturaleza: un demonio vil.
Mientras los demás Pilares se lanzaban al ataque, Chihiro permaneció inmóvil, paralizada por la incredulidad y el miedo. Cuando las katanas de sus compañeros cortaban el aire hacia Muzan, sabiendo que no podrían matarlo, ella seguía en shock. Entonces, algo cambió. De repente, unas ventanas se abrieron bajo sus pies, y sin previo aviso, Chihiro sintió que caía al vacío. El vértigo la envolvió, su estómago cosquilleaba de nervios mientras todo a su alrededor giraba y giraba sin cesar. El mundo a su alrededor se convirtió en una confusión de luces y sombras, mientras seguía cayendo, sin saber hacia dónde se dirigía ni qué le esperaba en el fondo de esa oscuridad.
Que emocionante se puso esto!
AVISAN cuando salga la siguiente temporada para ACTUALIZAR. Por el momento, nos despedimos.
Pero no sin antes decir que el capítulo 37 me encantó tanto, amé escribirlo. Ese era el tipo de backstory que deseaba para más trasfondo.
Admito que surgió la idea de repente mientras escuchaba una canción, pero estoy tan feliz de que haya quedado tan lindo.
Nos leemos luego, querido lector.
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𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬 𝗢𝗙 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗪𝗔𝗡 ||Kimetsu No Yaiba||
FanficEn una época llena de oscuridad y peligro, Chihiro, una Cazadora de Demonios con habilidades excepcionales, se enfrenta a retos que la llevan a explorar tanto su pasado como el legado de su clan. A medida que profundiza en la historia de su familia...