El día siguiente amaneció con un aire fresco y una promesa de posibilidades en él. Chihiro se despertó mucho antes de que el sol siquiera asomara en el horizonte, sintiendo una energía inusual corriendo por sus venas. Se levantó de un salto, como si no pudiera esperar ni un segundo más para comenzar el día.
Sabía que algo especial estaba en el aire, aunque no pudiera precisar exactamente qué. Así que, decidida, se dedicó a arreglarse con más esmero del habitual. Frente al espejo en su nueva finca, Chihiro se peinó con cuidado, trenzando su cabello en varias secciones que luego recogió con destreza. Quería sentirse más bonita ese día, no sabía por qué, pero algo en su interior le decía que debía hacerlo.
Después de asegurarse de que su cabello estaba en orden, se puso su uniforme con la habitual precisión, ajustando cada detalle. Se miró una última vez, satisfecha con su apariencia, y luego se colocó su haori sobre los hombros. Salió de su finca, la emoción latente en su pecho, y comenzó a dirigirse al cuartel para entrenar, como lo hacía casi todas las mañanas.
Sin embargo, en el camino, se dio cuenta de que no estaba segura de la ubicación exacta de su finca. La emoción del día anterior aún estaba fresca en su memoria, y por un momento, Chihiro se sintió un poco desorientada. Pero entonces, como si su cuerpo supiera exactamente a dónde ir, encontró el camino correcto y siguió adelante con una sonrisa en los labios.
Al llegar al cuartel, apenas había empezado a calentar cuando una figura familiar apareció en su campo de visión. Kyojuro, con su inconfundible presencia y su energía vibrante, se acercó a ella con una sonrisa radiante que parecía iluminar el amanecer.
—¡Chihiro! —exclamó, con esa voz llena de vida que siempre lograba animar cualquier entorno—. ¡Buenos días! ¿Lista para un poco de entrenamiento matutino?
Chihiro lo miró, sintiendo una calidez en su pecho al verlo. Había algo en su presencia que la hacía sentir tranquila y emocionada al mismo tiempo.
—Buenos días, Kyojuro —respondió ella, devolviéndole la sonrisa—. Sí, estoy lista. Aunque creo que no esperaba encontrar compañía tan temprano.
Kyojuro rió suavemente, un sonido que resonó en el aire fresco de la mañana.
—No podía dejar que entrenaras sola, ¿verdad? —dijo, con un tono casi cómplice—. Además, pensé que tal vez te gustaría un poco de ayuda hoy.
—¿Ayuda? ¿De qué tipo?
Kyojuro dio un paso más cerca, sus ojos brillando con esa pasión que lo caracterizaba.
—Me gustaría entrenar contigo, si no te importa. Puedo enseñarte algunas técnicas nuevas, o simplemente entrenar juntos. Lo que tú prefieras. Como antes.
Chihiro lo miró fijamente, notando algo en su expresión, una suavidad y un calor en sus ojos que la hicieron sentir un poco nerviosa, aunque de una manera agradable.
—Claro, me encantaría entrenar contigo —aceptó ella, sintiendo que su corazón latía un poco más rápido.
ESTÁS LEYENDO
𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬 𝗢𝗙 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗪𝗔𝗡 ||Kimetsu No Yaiba||
Fiksi PenggemarEn una época llena de oscuridad y peligro, Chihiro, una Cazadora de Demonios con habilidades excepcionales, se enfrenta a retos que la llevan a explorar tanto su pasado como el legado de su clan. A medida que profundiza en la historia de su familia...