Chihiro había concluido una misión ardua, pero efectiva. El sol aún se asomaba en el horizonte, arrojando una cálida luz dorada sobre la tierra. Sentada en una banquita frente a una pequeña tiendita en medio de la nada, se tomó un momento para disfrutar de una taza de té. Llevaba puesto su sombrero de ala ancha, protegiendo sus ojos de los últimos rayos del sol, mientras el viento jugueteaba con los mechones sueltos de su cabello. El sonido de las hojas susurrando en los árboles y el aroma del té recién hecho llenaban el aire, creando un ambiente de paz pura y bien merecida.
Durante ese breve descanso, Chihiro permitió que su mente se relajara. No pensaba en nada en particular, solo disfrutaba del silencio y de la sensación del sol en su piel, de la calma que rara vez tenía la oportunidad de experimentar en su vida como cazadora. Era un momento efímero, pero significativo, en el que todo parecía estar en equilibrio.
Sin embargo, la tranquilidad se rompió con la llegada de Kaori, su cuervo mensajero. El ave se posó cerca de ella, observándola con sus ojos oscuros e intensos. Chihiro levantó la vista, sabiendo que su breve paz estaba por llegar a su fin.
—Chihiro-sama —comenzó Kaori, su voz cortante y urgente como siempre—, tienes una nueva misión.
Chihiro suspiró, dejando su taza de té vacía sobre la banquita. Sabía que las misiones no esperaban, y que su deber estaba por encima de todo lo demás.
—¿Dónde debo ir? —preguntó con serenidad, aunque internamente se preparaba para lo que fuera que le aguardaba.
—Debes dirigirte al Distrito Rojo —respondió Kaori—, y te reunirás con otro Pilar y algunos jóvenes cazadores: Tanjiro, Inosuke y Zenitsu.
Chihiro asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. El Distrito Rojo era conocido por estar plagado de demonios, y cualquier misión en ese lugar prometía ser peligrosa.
—¿Y quién es el Pilar con el que trabajaré? —preguntó, aunque Kaori solo meneó la cabeza.
—No tengo esa información —dijo el cuervo—, pero es crucial que llegues a tiempo.
Chihiro dejó escapar un suspiro suave, resignándose a la incertidumbre. Se levantó, ajustando su sombrero y asegurándose de que su haori estuviera bien colocado. El tiempo de descanso había terminado.
—Está bien —murmuró, más para sí misma que para Kaori—. Voy en camino.
Con una última mirada al paisaje tranquilo, Chihiro emprendió su camino hacia el Distrito Rojo, consciente de que cada paso la acercaba a un enfrentamiento inevitable. El viento continuó soplando, llevando consigo los últimos rastros de calma, mientras ella se dirigía hacia la oscuridad que aguardaba en las calles del Distrito Rojo.
Chihiro llegó al Distrito Rojo a pie, y desde el momento en que puso un pie en la entrada, atrajo la atención de todos a su alrededor. Las miradas se posaron sobre ella, y era difícil ignorar la forma en que las luces brillantes y las sombras profundas del lugar realzaban su presencia. Era de noche, así que se quitó su sombrero y lo colgó en su espalda, revelando su rostro que parecía resplandecer bajo la tenue luz de las farolas. Los hombres lujuriosos no podían apartar los ojos de ella, y las geishas que la observaban desde los balcones resoplaban con envidia y rodaban los ojos al verla pasar.
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𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬 𝗢𝗙 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗪𝗔𝗡 ||Kimetsu No Yaiba||
FanfictionEn una época llena de oscuridad y peligro, Chihiro, una Cazadora de Demonios con habilidades excepcionales, se enfrenta a retos que la llevan a explorar tanto su pasado como el legado de su clan. A medida que profundiza en la historia de su familia...