Capítulo 10

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En medio de la tensión que reinaba entre los Pilares, Chihiro se mantenía firme, observando cada movimiento y palabra que se intercambiaba. El juicio había comenzado con una atmósfera cargada de tensión, cada uno de los presentes aportando sus opiniones y juicios hacia Tanjiro y Nezuko. Kyojuro, con su habitual fervor, había sido uno de los primeros en expresar su opinión sobre el castigo que debían recibir, mientras que Gyomei, con lágrimas en los ojos, parecía compadecerse de la situación, aunque igual apoyaba la idea de la muerte.

Chihiro escuchó cada palabra, sintiendo cómo la frustración se acumulaba en su pecho. Finalmente, no pudo contenerse más y, con un leve gesto, le dio un codazo a Kyojuro para que guardara silencio porque no le gustó lo que él dijo. La irritación en sus ojos grises era evidente, así que el Hashira del Fuego se quedo callado, sintiéndose incluso un poco intimidado.

—Les mostraré el baño de sangre más dramático de la historia. Será un espectáculo —habló Uzui sonriente pero con el ceño fruncido.

—Cállate tú también —dijo Hamada apuntándole con un dedo.

Tengen alzó una ceja con incredulidad, claro que notó que su amiga calló sin tanta rudeza a Rengoku, cosa que le molestó porque ella seguía siendo igual de seca con él desde su regreso. De todos modos, guardó silencio.

Gyomei, por su parte, continuaba lamentándose en su tristeza, lamentando el destino y la situación en la que se encontraban. La compasión en su voz contrastaba fuertemente con la determinación de Chihiro.

—Ay, qué criaturita lamentable. Me entristece... quizás habría sido mejor que no naciera —dijo Gyomei, con lágrimas corriendo por sus mejillas.

Todos los presentes dirigieron sus miradas hacia Tanjiro, quien estaba atado en el suelo. Sin embargo, el joven parecía ajeno a la situación, buscando algo más allá de las acusaciones y el juicio en sí.

—Terminemos con este drama y hagámoslo con fervor —insistió Tengen, pero, oh, Hamada lo miró mal y ahora sí se calló por completo.

—Nadie va a hacer nada —declaró la Pilar del Cisne—. Será lo que el patrón diga.

Era evidente que, aunque Chihiro era nueva en su rango de Kinoe, no iba a permitir que las cosas se salieran de control sin una orden directa del líder.

En medio de la confusión, Tanjiro, con voz desesperada, preguntó por Nezuko, buscando a su hermana con la misma angustia que sentía en su corazón. Sin embargo, los otros cazadores parecían más pendientes por lo que debían hacer con Tomioka, quien permanecía de pie, sin ser maniatado como Tanjiro.

—¿Dónde está Nezuko? —preguntó Tanjiro, su voz cargada de preocupación y miedo.

—Olviden a ese muchacho. ¿Qué haremos con Tomioka? —preguntó Iguro desde su posición en un árbol cercano—. Verlo parado ahí sin estar maniatado me pone mal. Según lo que dijo Kocho, él también es culpable de haber violado el reglamento de la cofradía.

La voz de Iguro resonó en el aire, planteando la cuestión de cómo debían castigar a Tomioka por su aparente traición a las reglas. La tensión se incrementaba con cada palabra, y todos esperaban una respuesta de Tomioka.

—¿Qué tienes para defenderte, Tomioka? —preguntó un Pilar, su tono lleno de expectación.

Antes de que Tomioka pudiera responder, la historia de Tanjiro salió a la luz. Explicó cómo Nezuko se había convertido en demonio después de que su familia fuera masacrada por los demonios, lo cual conmovió a Chihiro, y cómo, a pesar de su nueva naturaleza, ella nunca había atacado a un ser humano. Tanjiro se había convertido en un cazador para obtener información sobre cómo revertir la transformación de su hermana, pero la historia fue interrumpida bruscamente por la llegada de Sanemi.

𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬 𝗢𝗙 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗪𝗔𝗡 ||Kimetsu No Yaiba||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora