Capítulo 23

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Encontrar el subterráneo donde se concentraba la energía demoníaca fue más fácil de lo esperado. Una vez que Chihiro estuvo vestida con su uniforme y empuñando su espada, se dedicó a correr por los callejones oscuros del Distrito Rojo, siguiendo las pulsaciones demoníacas que sentía en el aire. Cuando finalmente localizó el punto exacto, se detuvo y, utilizando su poder, hizo un gran agujero en el suelo que la dejó caer en el subterráneo.

El impacto levantó una nube de polvo que la envolvió por completo. A través del polvo, su vista se aclaró lo suficiente para que distinguiera varias cintas rosadas que flotaban por el espacio oscuro. Sabía que esas cintas eran parte del demonio o, al menos, estaban directamente conectadas con él. Con una rapidez impresionante, Chihiro comenzó a moverse por el subterráneo, cortando las cintas en pedazos pequeños, su espada brillando con cada tajo que daba.

Mientras se movía con destreza, escuchó un fuerte resoplido detrás de ella. Al volverse, vio a Inosuke, que estaba junto a Zenitsu, quien permanecía en un estado de somnolencia. Sin dudar, Chihiro se dirigió hacia ellos, acunando el rostro de Zenitsu con alivio. No quería perder a nadie más. Preferiría morir antes que ver morir a otro compañero. Suspiró profundamente al ver que Zenitsu, aunque inconsciente, estaba vivo.

—¿Esa es Chihiro? —preguntó una voz femenina con sorpresa.

Chihiro levantó la mirada y vio a Suma y Makio, quienes la observaban con los ojos muy abiertos. Por un momento, Chihiro las miró en silencio, antes de hacer un leve movimiento de cabeza en señal de saludo. Pero Suma, sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella con lágrimas en los ojos y la abrazó con fuerza.

Suma, a pesar de tener 19 años, parecía mucho más joven en ese momento, especialmente comparada con Chihiro, que era mayor que las tres esposas de Tengen. Sin embargo, las diferencias de edad no importaban en situaciones de vida o muerte. Aunque Chihiro no correspondió al abrazo debido a la tensión del momento, le dio unas suaves palmaditas en la espalda, esperando que Suma se separara pronto.

Justo en ese instante, Tengen apareció, deslizándose por el agujero que Chihiro había creado. Su mirada se encontró primero con el caos de las cintas rosadas cortadas por todas partes, luego con la imagen de Suma abrazando a Chihiro y llorando desconsoladamente. Durante un breve momento, la expresión de Uzui mostró una mezcla de emociones: alivio por ver a Suma a salvo, sorpresa al ver la cercanía entre ella y Chihiro, y un destello de algo más, algo que él mismo no estaba listo para reconocer.

—Suma —dijo con firmeza, su voz resonando en el subterráneo.

Suma levantó la cabeza, aún con lágrimas en los ojos, y al ver a su esposo, se soltó de Chihiro para correr hacia él. Uzui la atrapó en sus brazos, abrazándola con fuerza y cerrando los ojos con alivio.

Chihiro observó la escena en silencio, sintiéndose incomoda, algo así nunca iba a pasarle, nunca tendría un esposo hacia el cual correr mientras lloraba con desconsuelo. Porque Tengen ya estaba casado. Porque Kyojuro estaba muerto.

—¿Todos están bien? —preguntó Tengen, aunque sus ojos se mantenían fijos en Chihiro, como si esperara alguna señal de su parte.

Chihiro asintió, manteniendo su calma habitual, aunque por dentro sentía el peso de la batalla que aún estaba por librarse. El breve momento de alivio era solo una pausa en la tormenta que estaba por desatarse.

Uzui, sin embargo, no pudo evitar que su mente regresara al momento en que había visto a Chihiro en su habitación, apenas cubierta por la ropa interior. Sacudió la cabeza, intentando despejar esos pensamientos, enfocándose en la misión. Pero sabía que, por mucho que lo intentara, la imagen de Chihiro y lo que sentía por ella no se desvanecerían tan fácilmente.

𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗬 𝗢𝗙 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗪𝗔𝗡 ||Kimetsu No Yaiba||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora