Capitulo 8

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Los padres de Kaito lo llevaron a casa, tratando de calmarlo. "Kaito, hijo, debes calmarte. Esto es un momento difícil para todos. Deja que los padres de Akane se calmen también. Mañana puedes volver al hospital y cuidar de Akane", dijo su madre.

Kaito asintió, sintiendo una mezcla de emociones. Se sentía culpable, triste y preocupado por Akane. Pero sabía que sus padres tenían razón. Necesitaba calmarse y pensar en lo que podía hacer para ayudar a Akane.

Al día siguiente, Kaito volvió al hospital, decidido a cuidar de Akane y hacer todo lo posible para ayudarla a recuperarse. Cuando llegó a la habitación de Akane, se encontró con que ella estaba despierta, pero con una mirada vacía en sus ojos.

"Akane, mi amor", dijo Kaito, tomándole la mano. "Estoy aquí para ti. No te dejaré".

Pero Akane no respondió. Solo lo miró con una expresión confundida.

Kaito se dio cuenta de que Akane realmente había perdido la memoria. No lo reconocía.

Los padres de Akane entraron en la habitación, con una expresión determinada en sus rostros. "Kaito, queremos hablar contigo", dijo el padre de Akane.

"¿Qué pasa?", preguntó Kaito, sintiendo un presentimiento de que algo malo iba a suceder.

"Queremos llevarnos a Akane fuera de Japón", dijo la madre de Akane. "Y pedimos a un juez que los divorcie. Tú eres el responsable de lo que le pasó a nuestra hija, y debes pagar por los daños".

Kaito se sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. "No, por favor... no pueden hacer eso", dijo, tratando de razonar con ellos.

Pero los padres de Akane no estaban dispuestos a escuchar. "Ya hemos tomado la decisión", dijo el padre de Akane. "Y no hay nada que puedas hacer para cambiarla".

Kaito se levantó, sintiendo un dolor intenso en su corazón. "Entiendo", dijo, tratando de mantener la calma. "Pero por favor, no me impidan ver a Akane. La amo".

Los padres de Akane se miraron entre sí, y luego el padre de Akane dijo: "No te preocupes, Kaito. No volverás a verla nunca más".

Y con eso, Kaito salió del hospital, sintiendo que su mundo se había derrumbado.

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