Capitulo 22

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Después de una larga y emocionante celebración, los invitados comenzaron a despedirse y regresar a sus casas. Akane y Kaito agradecieron a todos por venir y por los regalos y felicitaciones.

Finalmente, se quedaron solos con la pequeña Hana, quien había dormido tranquilamente en brazos de Akane durante la fiesta. Ahora, era hora de acostarla en su cuna.

Akane y Kaito llevaron a Hana a su habitación, decorada con muñecas y juguetes, y la acostaron en su cuna. La arroparon con una manta suave y le dieron un beso en la frente.

"Es hora de dormir, pequeña", susurró Akane.

Kaito sonrió y se acercó a Akane. "Y nosotros también necesitamos descansar", dijo, abrazándola.

Akane se rió y se acurrucó en sus brazos. "Ha sido un día perfecto", dijo.

Kaito asintió. "Lo ha sido. Y todo gracias a nuestra pequeña Hana".

Juntos, se dirigieron a su habitación, exhaustos pero felices, y se acostaron, sabiendo que tenían un nuevo capítulo en sus vidas, como padres de la hermosa Hana.

Mientras dormían, Hana dormía tranquilamente en su cuna, rodeada de amor y felicidad, sin saber que su llegada había cambiado la vida de sus padres para siempre.

Akane y Kaito decidieron documentar el crecimiento de Hana tomando fotos cada semana, mes y año. Querían capturar cada momento de su desarrollo y crecimiento.

En las primeras semanas, Hana creció rápidamente, y Akane y Kaito se maravillaban de cada nuevo logro. Tomaban fotos de ella sonriendo, gateando y aprendiendo a sentarse.

A medida que pasaban los meses, Hana comenzó a caminar y hablar. Akane y Kaito grababan cada momento, desde sus primeros pasos hasta sus primeras palabras.

Al llegar a su primer año, Hana era una niña curiosa y juguetona. Akane y Kaito la llevaron a un estudio de fotos para tomar unas fotos profesionales. Hana se rió y jugó con los juguetes que le dieron, y Akane y Kaito se emocionaron al ver las fotos.

Al segundo año, Hana comenzó a aprender nuevos habilidades, como pintar y cantar. Akane y Kaito la inscribieron en clases de música y arte, y ella se divertía mucho.

Finalmente, al llegar a su tercer año, Akane y Kaito decidieron inscribirla en la guardería. Hana estaba emocionada de ir a la escuela y conocer nuevos amigos. Akane y Kaito estaban un poco tristes de que su hija creciera tan rápido, pero sabían que era un paso importante en su desarrollo.

La primera día de guardería, Akane y Kaito llevaron a Hana a la escuela y la despidieron con un beso y un abrazo. Hana se rió y corrió a jugar con sus nuevos amigos, mientras Akane y Kaito se miraban con lágrimas en los ojos, orgullosos de su hija crecida.

AMOR TSUNDERE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora