Oscura Tentación [ALPHA #1]

⚜ CAPÍTULO TREINTA Y CINCO ⚜

(+18) ESCENAS CON CONTENIDO SEXUAL Y VOCABULARIO MUY MUY SUBIDO DE TONO 7w7

     
 

Al final, Caperucita tiró a la mierda la canasta y se fue con el lobo.

–Anónimo.

   

35. La fiesta del siglo

  
 

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⚜️
 

     

CALUM

 

—Te echo mucho de menos, nene. —me dice Aifred al otro lado de la pantalla.

Va de vaqueros, cabello húmedo y despeinado como de costumbre; apesar de que es imposible, juro que puedo percibir a través de la pantalla su olor característico: Susurro del mar y aliento mentolado.

Hace unos días que se fue a Europa para asistir a una convención de gamers o algo similar, no tengo mucha información, solo sé que está a miles de kilómetros y no sé cuándo volverá.

—Yo también te extraño. —le respondo y le tiro un beso al aire.

—Enciende las luces, quiero verte mejor.

Me levanto de la cama y enciendo las luces excesivamente blancas, las cuales por poco me dejan ciego. Últimamente soy muy sensible a la luz.

—Qué guapo está mi novio. —comenta y casi me ahogo con mi propia saliva.

—¡¿Novio?!

Suelta una risita y se muerde el labio inferior.

—Sí, mi novio. Porque eso serás cuando vuelva a Liberty. —asegura derrochando confianza.

El corazón me da un brinco. Y sinceramente, no sé cómo sentirme al respecto porque, me gusta Aifred, es muy lindo, tierno y me hace sentir en el jodido paraíso pero, lo que he comenzado a sentir por Hermes es distinto, tanto, que sobrepasa cualquier cosa que haya sentido jamás.

Sí, extraño a Aifred aunque, no anhelo que esté aquí, ahora, besándome y tocándome; por el contrario, si desearía que fuera Hermes quien estuviese en esta habitación ahora mismo, diciéndome que soy suyo, acariciándome mientras me habla al oído.

Y de Helio ni quiero hablar, ese creo que es un caso más que perdido. Sé que para él no significo absolutamente nada; nada más allá de un tonto y retorcido entretenimiento

Tocan la puerta un par de veces y por poco tiro el celular al piso.

—¿S-si? —miro la puerta (por alguna razón) temeroso.

No responden y vuelven a tocar. Esta vez de manera más insistente.

—¿Quién es a estas horas? —cuestiona Aifred con su habitual naturalidad.

—No lo sé. Te llamo al rato, ¿si?

—Bueno, nene. Cuídate mucho, te quiero.

Puedo escuchar el "badum" incesante de mi corazón hasta en mis oídos. Es la primera vez que me dice "te quiero" con cada letra que conforma la frase y a pesar de que para él parece algo normal, para mí significa más que algo simple.