Capítulo 5:
La batalla había terminado recientemente, dejando el campo cubierto de cuerpos y escombros. Ambos clanes estaban lamiendo sus heridas y reevaluando sus estrategias. Sin embargo, el verdadero golpe vendría de una traición dentro de sus propias filas.
En el campamento Uzumaki. El rubio líder caminaba entre las filas de sus guerreros, inspeccionando los daños y ofreciendo palabras de consuelo. A su lado, Sakura y Kakashi lo acompañaban, ayudando a los heridos y asegurándose de que todos estuvieran a salvo.
—Naruto, tenemos un problema —llega uno de sus estrategas, Shikamaru. Aliado, venido del clan Nara—. Kiba ha sido descubierto pasando información a los Uchihas.
Naruto se detuvo en seco, su rostro reflejando incredulidad.
—¿Kiba? ¿Estás seguro?
La acompañante de Shikamaru, Karin, asintió solemnemente.
—Lo atrapamos con cartas y mensajes codificados. No hay duda de su culpabilidad.
Naruto cerró los ojos por un momento, tratando de controlar su rabia y decepción.
—Llévenlo ante el consejo —ordenó finalmente—. Debe enfrentar las consecuencias de sus acciones.
En el centro del campamento Uzumaki, Kiba fue llevado ante Naruto y el consejo del clan. Su rostro mostraba una mezcla de desafío y remordimiento.
—Kiba —comenzó Naruto, su voz firme pero controlada—. ¿Tienes algo que decir en tu defensa?
Kiba levantó la mirada, sus ojos llenos de ira.
—No tenía elección —espetó—. No podía seguir viendo cómo nuestro clan sufría bajo tu mando.
—Tu traición ha costado vidas, Kiba —intervino Jiraiya, su voz llena de decepción—. Debes pagar por tus acciones.
El consejo murmuró en acuerdo, y Kushina se adelantó.
—La traición no puede ser tolerada —declaró—. Kiba Inuzuka, eres condenado a muerte.
Naruto sintió una punzada de tristeza, pero sabía que no había otra opción.
—Llévenselo —ordenó—. Que su destino sirva como advertencia a otros.
En el campamento Uchiha, la situación era igualmente tensa. Itachi y Shisui habían descubierto que uno de sus propios, Izuna, había estado colaborando con los Uzumaki.
—Itachi, encontramos pruebas irrefutables —dijo Shisui, mostrando los documentos incriminatorios—. Izuna ha estado proporcionando información a un miembro de los Uzumaki.
Itachi asintió, su rostro sombrío.
—Llévenlo ante el consejo.
Izuna fue llevado ante Fugaku y el consejo Uchiha, su rostro pálido pero desafiante. Fugaku, aún débil pero presente en el juicio, miró a Izuna con decepción.
—¿Por qué, Izuna? —preguntó Fugaku—. ¿Por qué traicionar a tu propio clan?
Izuna levantó la mirada, su voz llena de amargura.
—Nunca creí que tu liderazgo nos llevaría a la victoria. Pensé que podía hacerlo mejor.
—La ambición sin lealtad es peligrosa —dijo uno de los ancianos—. Izuna, por tu traición, eres condenado a muerte.
Itachi observó en silencio mientras Izuna era llevado para enfrentar su destino. Sabía que esta traición no solo había debilitado al clan, sino que también había sembrado semillas de desconfianza.
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Con las traiciones expuestas y las sentencias ejecutadas, ambos clanes acordaron una tregua temporal para recuperar fuerzas y reconsiderar sus estrategias. Durante esta tregua, Itachi y Naruto, buscando un momento de paz lejos de la tensión de los campamentos, se encontraron accidentalmente en un río que marcaba la frontera entre sus territorios.
El río era un lugar tranquilo, con el agua fluyendo suavemente y los árboles susurrando con la brisa. Naruto, buscando un respiro de las responsabilidades, se arrodilló junto a la orilla, sumergiendo sus manos en el agua fresca. Cerró los ojos, permitiéndose un momento de tranquilidad.
Itachi, también buscando un escape, llegó al mismo lugar. Al ver a Naruto, su primera reacción fue de sorpresa, seguida de una calma calculada. Se acercó en silencio, deteniéndose a unos metros de distancia.
—Uzumaki —dijo finalmente, su voz resonando en el aire tranquilo.
Naruto abrió los ojos y se puso de pie rápidamente, su mano yendo instintivamente hacia la empuñadura de su espada.
—Uchiha —respondió con cautela—. ¿Qué haces aquí?
Itachi levantó una mano en señal de paz.
—No he venido a luchar. Solo buscaba un momento de tranquilidad.
Naruto bajó la guardia, aunque aún desconfiado.
—Supongo que ambos necesitamos un respiro de todo esto.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, el sonido del río llenando el vacío entre ellos. Finalmente, Itachi rompió el silencio.
—Las traiciones nos han costado caro —dijo, su voz llena de gravedad—. Izuna era un guerrero talentoso, pero su ambición lo cegó.
—Lo mismo pasó con Kiba —respondió Naruto, su tono reflejando una tristeza similar—. Pensé que podía confiar en él.
Itachi asintió lentamente.
—La guerra nos cambia a todos. Nos obliga a tomar decisiones difíciles.
Naruto miró a Itachi, su rival y, en ese momento, su igual en responsabilidad.
—No quería ser líder —confesó—. Pero no puedo permitir que nuestro clan caiga.
—Lo entiendo —dijo Itachi—. La responsabilidad pesa, pero también fortalece.
Los dos jóvenes líderes se quedaron en silencio una vez más, reconociendo la carga que ambos llevaban. A pesar de la rivalidad, había un respeto mutuo que comenzaba a formarse.
—¿Qué crees que sucederá? —preguntó Naruto finalmente, mirando el agua fluir.
Itachi se tomó un momento para responder.
—La guerra continuará hasta que uno de nuestros clanes prevalezca. Pero no olvides, Uzumaki, que en cada batalla, aprendemos algo nuevo sobre nosotros mismos y sobre nuestros enemigos.
Naruto asintió.
—Espero que podamos encontrar una manera de terminar esto sin más derramamiento de sangre.
Itachi miró a Naruto con una expresión inescrutable.
—Tal vez. Pero hasta entonces, debemos ser fuertes por nuestros clanes.
El sol comenzó a ponerse, pintando el cielo de tonos anaranjados y rojos. Ambos jóvenes sabían que este momento de tregua era temporal, y que pronto volverían a ser enemigos en el campo de batalla.
—Debo regresar —dijo Itachi finalmente, dando un paso atrás.
—Yo también —respondió Naruto, girándose para irse—. Cuida de tu clan, Uchiha.
—Tú también, Uzumaki —replicó Itachi antes de desaparecer entre los árboles.
Mientras ambos líderes regresaban a sus respectivos campamentos, sabían que la próxima batalla sería aún más intensa. Pero en el fondo de sus corazones, la semilla del respeto y la comprensión había sido plantada, y solo el tiempo diría cómo crecería en medio del conflicto.
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Enemigos Naturales (Itanaru)
FanfictionEn un mundo donde clanes guerreros luchan por poder y territorio, Itachi Uchiha y Naruto Uzumaki, dos hombres provenientes de clanes rivales, desafían el odio ancestral para forjar un vínculo que trasciende el tiempo. A lo largo de su vida, enfrenta...