Capítulo 39:
Naruto caminaba lentamente por el sendero del bosque, sintiendo el peso ligero de Saiko en su espalda. Su hijo menor, aún recuperándose de su agotador enfrentamiento, descansaba con la cabeza apoyada en su hombro. A su lado, Itachi cargaba a Hana, que no paraba de hablar, narrando con entusiasmo cada detalle de la batalla reciente.
—¡Padre, fue increíble! —exclamó Hana, con una chispa de emoción en sus ojos oscuros—. Cuando vi esa espada en el Susano, algo dentro de mí me dijo que no era una espada cualquiera. ¡Podía sellar a Orochimaru! Así que pensé en un nombre... y la llamé "Totsuka". ¿No es un nombre genial?
Itachi la escuchaba con una suave sonrisa en el rostro, sus ojos brillaban con un orgullo silencioso. A pesar de la evidente emoción de Hana, él percibía una pequeña sombra de preocupación en su hija mayor, un indicio de que entendía la magnitud del poder que había desatado.
—Lo hiciste muy bien, Hana —dijo Itachi, su voz suave y tranquilizadora mientras acariciaba el cabello oscuro de su hija—. Pero debes recordar siempre que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. No debes dejar que ese poder te domine.
Hana asintió, aunque la emoción seguía viva en sus ojos. Estaba orgullosa de lo que había logrado, pero las palabras de su padre la hacían reflexionar sobre lo que significaba realmente tener un poder tan formidable.
Naruto, por su parte, observaba la interacción entre Itachi y Hana con una mezcla de ternura y preocupación. La batalla había sido dura para todos ellos, pero los niños habían demostrado ser increíblemente fuertes. Sin embargo, esa fuerza traía consigo un peso que Naruto conocía bien, uno que no deseaba que sus hijos cargaran solos.
—¿Cómo te sientes, Saiko? —preguntó Naruto, volviendo la cabeza ligeramente para mirar a su hijo, que descansaba contra su espalda.
—Cansado, pero bien, papá —respondió Saiko con una débil sonrisa—. Lo importante es que todos estamos juntos.
Naruto sonrió, satisfecho con la respuesta. Sabía que Saiko, aunque más joven, era increíblemente maduro para su edad. Había sido un día largo, y la necesidad de descanso era evidente en todos ellos.
Cuando finalmente llegaron a Konoha, fueron recibidos por miradas de alivio y orgullo. Los aldeanos observaban con respeto a los guerreros que habían defendido la aldea y regresado a salvo.
***
De regreso en su casa, Naruto se encontraba en su despacho, mirando por la ventana hacia la aldea que había protegido durante tantos años. Su mente estaba llena de pensamientos sobre el futuro, sobre lo que venía ahora que la amenaza de Orochimaru había sido eliminada.
Itachi entró en la habitación, silencioso como siempre, pero Naruto lo sintió de inmediato. Sin apartar la vista del paisaje, habló:
—He estado pensando mucho en esto, Itachi... —Naruto tomó una profunda respiración antes de continuar—. Es hora de que me retire como Hokage. Creo que Inami podría ser una gran sucesora, pero aún necesita tiempo y entrenamiento. Necesito prepararla para el puesto.
Itachi caminó hacia él, colocándose a su lado mientras también miraba por la ventana. Después de un momento, asintió lentamente.
—Entiendo lo que dices —respondió con su voz calmada—. Inami tiene todo el potencial para ser una gran Hokage, y con tu guía, estoy seguro de que lo logrará. Pero... ¿estás seguro de que estás listo para dejar el cargo?
Naruto sonrió con una mezcla de nostalgia y determinación. —Sí, Itachi.
Itachi lo miró, notando la sinceridad en sus palabras. Sabía cuánto habían pasado para que su amor pudiera ser Hokage, pero también sabía que el amor que compartían y el bienestar de su familia eran su prioridad.
—Si es lo que realmente deseas, entonces estoy contigo —dijo Itachi, colocando una mano en el hombro de Naruto—. Pero prométeme que no dejarás de ser quien eres. Eres el corazón de esta aldea, Naruto. Incluso si no eres Hokage, siempre serás su líder.
Naruto rió suavemente, sintiendo el calor del apoyo incondicional de Itachi. —Lo prometo. Ahora, vayamos a ver a nuestros hijos. Quiero estar con ellos esta noche y celebrar que estamos todos juntos.
La pareja salió del despacho y se dirigió hacia la sala principal, donde sus hijos estaban reunidos. Hana, todavía emocionada por los eventos del día, estaba hablando animadamente con Inami, Saiko, y Haruki.
—Padre, ¡papá! —exclamó Hana cuando vio a Itachi y Naruto entrar—. Estaba contándoles a todos sobre la nueva habilidad de mis cadenas. Hace años cuando derrotamos a Orochimaru deje de usarlas, pero las entrene, ¡puedo robar la energía de las personas! Lo usare con los malos.
Naruto se rió mientras se acercaba a su hija, abrazándola con ternura. —Estoy muy orgulloso de ti, Hana. Pero recuerda, lo más importante es que siempre uses ese poder para proteger a quienes amas, no solo para pelear.
Hana asintió con seriedad, aunque la chispa en sus ojos mostraba que seguía disfrutando de su triunfo. Inami, por su parte, miraba a su padre con una mezcla de admiración y sorpresa.
—Papá, ¿ya me vas a dar el puesto kage? —preguntó Inami, con la voz temblorosa por la emoción y el nerviosismo—. Ya cumplí los veinte y estoy lista.
Naruto asintió, sonriendo ampliamente. —Así es, Inami. Creo que estás destinada a grandes cosas, y quiero entrenarte para que puedas asumir ese puesto cuando llegue el momento.
Inami se quedó sin palabras por un momento, y luego corrió hacia su padre, abrazándolo con fuerza. —¡No te decepcionaré, papá! Trabajaré muy duro, lo prometo.
Naruto acarició su cabello con ternura, sintiéndose increíblemente orgulloso de sus hijos. La noche avanzó con la familia reunida, compartiendo historias y risas. Itachi y Naruto intercambiaban miradas llenas de amor, sabiendo que, después de todo lo que habían pasado, finalmente podían disfrutar de la paz que tanto se habían ganado.
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Enemigos Naturales (Itanaru)
FanficEn un mundo donde clanes guerreros luchan por poder y territorio, Itachi Uchiha y Naruto Uzumaki, dos hombres provenientes de clanes rivales, desafían el odio ancestral para forjar un vínculo que trasciende el tiempo. A lo largo de su vida, enfrenta...