Capítulo 30

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Capítulo 30:

El bosque estaba envuelto en la penumbra del crepúsculo, sus árboles altos y frondosos ofrecían el refugio perfecto para quienes buscaban privacidad. Allí, en medio de la espesura, Izumi, Kabuto y Shin esperaban en silencio. El ambiente era tenso, pero también había un atisbo de esperanza en sus corazones. Sabían que ese encuentro podría ser el primer paso hacia un futuro libre de la opresión de Orochimaru.

El sonido de ramas crujientes bajo los pies anunció la llegada de la familia Uchiha Uzumaki. Naruto e Itachi caminaban al frente, sus miradas serias pero abiertas al diálogo. Detrás de ellos, sus hijos Hana, Saiko, Haruki e Inami observaban con curiosidad y desconfianza. Aunque el deseo de ayudar era fuerte, sabían que la situación era delicada.

—Gracias por venir —dijo Izumi, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto y gratitud.

—Sabemos lo que está en juego —respondió Naruto, su voz firme—. Estamos aquí porque comprendemos la amenaza que representa Orochimaru. Pero también necesitamos entender completamente lo que estamos enfrentando.

Itachi asintió, su mirada penetrante enfocada en Kabuto, quien había sido una figura compleja y ambigua en el pasado.

—Necesitamos saberlo todo. Orochimaru no es alguien que se pueda subestimar, y cualquier error podría costarnos caro.

Kabuto asintió y comenzó a explicar, detallando cómo Orochimaru había comenzado a sospechar de ellos. Aunque aún no había tomado medidas drásticas, su vigilancia se había intensificado. Estaba esperando un paso en falso, un error que le permitiera aplastar cualquier resistencia antes de que tuviera la oportunidad de desarrollarse.

—Orochimaru quiere usar mi cuerpo —intervino Shin, con una expresión de frustración y miedo—. Ha dicho que mis habilidades, combinadas con las suyas, lo harán invencible. Quiere usarme para destruir la aldea de la Hoja.

Naruto e Itachi intercambiaron una mirada preocupada. Sabían lo peligroso que era Orochimaru, pero esto añadía un nuevo nivel de urgencia a la situación.

—Debemos evitar que Orochimaru logre su objetivo —declaró Itachi con voz grave—. No solo para proteger a la aldea, sino también para salvarte a ti, Shin.

Mientras los adultos discutían la estrategia, los jóvenes Uchiha Uzumaki y Shin se apartaron un poco, formando su propio círculo de planificación. Hana, la mayor y más experimentada, fue la primera en hablar.

—Debemos estar un paso adelante de Orochimaru. No podemos permitir que sospeche de nuestras intenciones hasta que sea demasiado tarde para él.

—Exacto —dijo Saiko, su mente analítica trabajando a toda velocidad—. Necesitamos seguir entrenando y perfeccionando nuestras habilidades. Si queremos tener una oportunidad contra Orochimaru, debemos estar al máximo de nuestro potencial.

Haruki e Inami, aunque los más jóvenes del grupo, escuchaban con atención. Entendían que el peligro era real y que su papel en este plan podría ser decisivo.

—¡Entonces sigamos entrenando! —exclamó Haruki, con determinación.

Los cinco niños decidieron entrenar allí mismo, en el corazón del bosque. Practicaron sus técnicas con una seriedad inusual para su edad. Saiko se concentraba en controlar las cadenas que podía generar con su energía, mientras Haruki e Inami practicaban el uso de sus propias habilidades, cada uno esforzándose por mejorar su control y fuerza.

Hana, siempre la líder del grupo, dirigía los ejercicios. Pero a medida que avanzaban en su entrenamiento, empezó a sentir una extraña energía dentro de ella, una sensación desconocida que iba creciendo con cada movimiento. Mientras perfeccionaba sus técnicas de combate, esa energía se intensificaba, hasta que finalmente, en un momento de máxima concentración, una ráfaga de poder explotó desde su interior.

Sus ojos se tornaron de un rojo profundo, marcados por un patrón que no había visto antes. El poder fluía a través de ella de una manera que no podía controlar completamente. Al ver la reacción de Hana, los demás se detuvieron y la miraron, sorprendidos por lo que estaba sucediendo.

—¡Hana, tus ojos! —gritó Inami, alarmada.

Hana tocó su rostro, sintiendo el calor de sus ojos, tratando de comprender lo que estaba ocurriendo. No entendía completamente qué era este nuevo poder, pero sabía que era algo más allá de lo que había experimentado antes.

—¿Qué es esto? —murmuró Hana, su voz llena de asombro.

Shin, viendo el poder que Hana había desatado, sintió una mezcla de admiración y frustración. Sabía que aún no estaba a su nivel, pero se prometió a sí mismo que alcanzaría ese poder, por su propio bien y por el de sus padres.

—Este poder... ¿cómo lo has despertado? —preguntó Shin, observando los ojos de Hana con intensidad.

—No lo sé —respondió Hana, tratando de calmar la energía que la envolvía—. Simplemente... sucedió mientras entrenábamos. Creo que es algo que siempre estuvo dentro de mí, pero nunca lo había sentido de esta manera.

El grupo continuó su planificación en secreto, conscientes de que cualquier error podría ser fatal. Sabían que el tiempo se agotaba y que la batalla que se avecinaba sería decisiva para el futuro de todos ellos. Con Hana despertando un nuevo poder y Shin decidido a igualarla, estaban más determinados que nunca a enfrentarse a Orochimaru y proteger lo que más amaban.

Enemigos Naturales (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora