Capítulo 23

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Capítulo 23:

Kabuto se encontraba en el laboratorio de Orochimaru, rodeado de frascos y equipos tecnológicos. Mientras revisaba unos informes, sus pensamientos estaban en un torbellino. Había mantenido su relación secreta con Izumi durante años, y aunque sus sentimientos por ella eran profundos, la realidad de sus circunstancias era difícil de ignorar. Los planes de Orochimaru continuaban avanzando y Kabuto temía por el futuro.

Izumi entró en la habitación, su expresión cargada de preocupación. Su rostro se iluminó ligeramente al ver a Kabuto, pero la tristeza en sus ojos era evidente.

—Kabuto, necesitamos hablar —dijo Izumi con una voz temblorosa.

Kabuto se acercó a ella y tomó sus manos, sintiendo el peso de la conversación.

—¿Qué pasa? —preguntó Kabuto.

—Orochimaru ha intensificado el entrenamiento de Shin. Cada vez regresa más agotado y herido. ¿Qué podemos hacer para detener esto?

Kabuto suspiró, mirándola con sinceridad.

—He estado pensando en nuestra fuga, pero aún no podemos actuar. Shin debe ser lo suficientemente fuerte para defenderse antes de que podamos escapar. Mientras tanto, debo mantenerte informada sobre todo lo que Orochimaru está planeando.

Izumi apretó las manos de Kabuto con fuerza.

—Lo entiendo. Gracias por ser honesto conmigo. Quiero que sepas que estoy dispuesta a hacer cualquier cosa para que estemos a salvo, aunque sea arriesgado.

En Konoha, la vida seguía su curso, y el entrenamiento de los hijos adoptivos de Naruto e Itachi se estaba convirtiendo en una parte esencial de sus días. Hana, ahora con 14 años, había mostrado un desarrollo impresionante en sus habilidades. Su habilidad ocular, le permitía crear ilusiones complejas que desorientaban a sus oponentes. Durante una de sus sesiones de entrenamiento, Hana estaba enfrentando a varios guerreros de la aldea.

—¡Hana, bien hecho! —gritó Naruto, observando desde un costado. — Tu Sharingan ha avanzado increíblemente. Las tácticas que empleas son impresionantes.

Hana, empapada en sudor pero con una sonrisa de satisfacción, respondió:

—Gracias, papá. Cada día aprendo algo nuevo. Todavía tengo mucho por mejorar, pero me siento cada vez más fuerte.

Además de sus habilidades de ilusión, Hana también había desarrollado la capacidad de crear y controlar cadenas que brotaban de su cuerpo. Estas cadenas no solo eran útiles en combate, sino que también podían ser usadas para crear barreras o atrapar enemigos.

Saiko, el hermano menor de Hana, también había demostrado habilidades notables. Era tan solo cuatro meses menor que Hana, había dominado el control de las cadenas similares a las de su hermana, además de controlar su habilidad de curación. Durante una demostración, Saiko se mostró capaz de sanar rápidamente a un compañero guerrero de una herida grave.

—¡Increíble, Saiko! —exclamó Itachi, admirando el progreso de su hijo. — No solo controlas las cadenas, sino que tu sangre curativa es asombrosa.

Saiko sonrió, agradecido por el elogio.

—Gracias, padre. Me esfuerzo mucho para ser el mejor que pueda. Quiero ayudar a los demás y proteger a nuestra familia.

Haruki e Inami, los menores, también mostraban un avance significativo. Haruki se centraba en su habilidad relacionada con la madera, que le permitía crear y manipular la naturaleza a su alrededor. Su capacidad para formar estructuras de madera complejas era impresionante. Durante el entrenamiento, Haruki podía crear desde barreras hasta plataformas flotantes y estacas puntiagudas.

Inami, por otro lado, poseía una habilidad ocular que le permitía ver a través de materiales sólidos y detectar movimientos y energías ocultas. También podía analizar la estructura interna de los objetos y ver los puntos de presión en el cuerpo humano. Su habilidad era invaluable en combate, permitiéndole anticipar y contrarrestar los movimientos de sus oponentes.

**

En el escondite de Orochimaru, la vida de Shin era una serie de entrenamientos extenuantes. Orochimaru había intensificado su régimen para preparar a Shin como un arma letal. Cada día, Shin regresaba agotado, sus músculos doloridos y su cuerpo cubierto de heridas. La preocupación de Izumi y Kabuto era palpable.

Kabuto, en privado, ayudaba a Shin a recuperarse después de las sesiones de entrenamiento. Aplicaba vendas y preparados medicinales mientras Izumi preparaba comidas nutritivas para fortalecer al joven guerrero.

—Shin, hiciste un gran trabajo hoy, a pesar de lo duro que fue —dijo Kabuto, mientras aplicaba una pomada en una herida. — Solo recuerda que todo este esfuerzo es para tu futuro. Estamos aquí para apoyarte.

Shin miró a Kabuto con cansancio, pero también con una chispa de esperanza.

—Gracias, padre. Solo quiero ser lo suficientemente fuerte para protegernos y salir de aquí.

Izumi se acercó y abrazó a Shin con ternura.

—Eres increíblemente valiente, Shin. Pronto todo esto terminará. Solo tienes que seguir siendo fuerte y perseverar.

Mientras Kabuto e Izumi seguían planeando su escape, también observaban con preocupación el desarrollo de Shin. Sabían que Orochimaru planeaba convertirlo en un arma, y su plan para escapar se veía cada vez más complicado. Aunque Orochimaru todos estos años había experimentado en su cuerpo adaptándolo a habilidades sorprendentes, era incluso más fuerte que Shin, pero el sannin deseaba el poder ocular de Shin, y su poder para crear madera.

—Debemos asegurarnos de que Shin esté listo para el momento de la fuga —dijo Kabuto con determinación. — Cuando sea lo suficientemente fuerte y capaz de defenderse, podremos hacer nuestro movimiento.

Izumi asintió, sus ojos llenos de esperanza.

—Sí, Kabuto. Haré todo lo posible para mantenerlo a salvo y prepararlo. No importa lo que pase, nunca dejaremos de luchar por nuestra libertad.

Kabuto tomó la mano de Izumi y la apretó con firmeza.

—Así es. Vamos a mantenernos unidos y preparados. Pronto llegará el momento en que podremos dejar todo esto atrás y vivir en paz.

Los años de entrenamiento y sacrificio habían forjado a Hana, Saiko, Haruki e Inami en guerreros formidables. A pesar de la adversidad, la determinación y el amor de sus padres adoptivos brindaban esperanza. En el escondite de Orochimaru, Kabuto e Izumi seguían luchando por un futuro mejor, ansiosos por el día en que pudieran escapar y vivir en paz. La fuerza de la familia y su voluntad de luchar contra la opresión eran las fuentes de su coraje en medio de la oscuridad.

Enemigos Naturales (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora