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—No aceleres mucho —le dije mientras manejaba como si estuviera en una carrera, pero nadie nos perseguía, la policía no miró cuando nos huimos del lugar —Me da miedo la velocidad. —Mi voz sonó aterrorizada.

—Disculpa. A veces olvido que tengo compañía, casi no suelo tener a una chica en mi asiento de al lado. —Bajó la velocidad. No sabía a donde nos dirigíamos, porque no me lo había preguntado, ni yo se lo había dicho.

—¿Quién eres? —le pregunté sabiendo que no sabía su nombre. Giró su cabeza para verme por un momento y luego ponerla en la carretera.

—Miguel.

—Gracias por sacarme de allí, Miguel. —Le di una sonrisa nerviosa.

—De nada...

—Becky. —Terminé.

—De nada Becky, para mí fue un honor salvar a una damisela en peligro —sonrió, y eso hizo que me diera confianza hablar con él. No parecía un mal chico, ni se veía que tenía malas intenciones conmigo, al menos eso esperaba.

—¿A dónde nos dirigimos?

—A la casa de Jaden.

—¿Quién es Jaden? —antes de que me pudiera responder, mi celular sonó.

El registrador de llamadas decía Emma.

—¿Emma? ¿Estás bien? ¿Dónde están? —soné preocupada de que la policía los hubiera arrestado y estuviera llamándome de la estación de policías.

—¿Becky? ¡Es Becky! —gritó a Fredy. —¿Dónde estás? Estamos preocupados por ti. Desapareciste de mi lado y luego la policía llegó y no pude localizarte ¿Sabes que me tenías preocupada? —escuché un sollozo de ella. —Escuchar su voz hizo que me tranquilizara.

—Lo lamento, Emma. Alguien me empujó hacia atrás y caí. Luego me alejé de la multitud y llegó la policía y no pude encontrarte, —expliqué para que se calmara. Ella y yo éramos inseparables. —¿Cómo esta Fredy?

—Fredy y yo estamos bien, ¿Dónde estás?

—Estoy con Miguel, —lo miré y vi que sonreía. —Vamos a la casa de Jaden.

—¿Miguel? ¿Quién es Miguel? ¿Jaden? —escuché que hablaba con Fredy, mientras este le explicaba quién era. —Ok. Entonces nos vemos en la casa de Jaden. Ahí se dará la fiesta de las carreras. Hablaremos cuando llegues.

—Está bien. Nos vemos entonces, —colgué.

—Vamos a la casa de Jaden. —Le afirmé a Miguel, el asintió y prosiguió con su camino.

—¿Ya estas mejor, después de hablar con tu amiga?

—Sí. Ella también irá a la fiesta de Jaden y allá nos veremos —me tranquilizaba que Emma y Fredy estuvieran bien.

—Eres uno de los que corrieron, ¿verdad? —me acomodé en mi asiento y me giré para verlo. Él miraba cada vez que podía, sin alejar la vista del frente.

Era un buen conductor.

—Sí.

—¿Cómo te conocen en las carreras?

—Ribón; Es mi apellido. Solo dejo que me hablen por mi nombre las personas más cercanas a mí —recordé que Fredy le había apostado a él.

—¿Y yo? ¿Puedo hablarte por tu nombre? —sonrió y asintió. Le devolví la sonrisa.

Aunque apenas nos hubiéramos conocido, me caía bien. Al instante me dio esa calma de poder confiar en él.

—¿Por qué te bajaste para ayudarme? —se detuvo y me miró a los ojos. Eran tan lindos que fue irresistible no poder morder mi labio.

Randy (Trilogía La Apuesta I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora