¿A qué hora llegará? —le pregunté a mi hermana. Randy debería estar aquí hace ya media hora, le envíe la dirección y la hora para que no se retrasara.
—Debe tener un percance, ¿ya le llamaste? —asentí y volví a mirar mi celular. Nada. Ninguna llamada o mensaje. Y había intentado llamarle varias veces, pero me enviaba al buzón.
Los siguientes minutos que pasé fueron frustrantes. La novia llegaría en cualquier momento y entraríamos a la iglesia. Y no quería entrar sola, antes no me hubiera importado, pero ahora que he estado estas semanas con Randy me hicieron pensar mucho.
En que necesitaba atención de un chico, y solo me conformaba con mis lecturas, haciendo que me satisficiera de esa forma. Pero teniendo a alguien de carne y hueso estando a tu disposición y hablando de cosas que con los chicos literarios no podías, era diferente. Y me daba miedo depender de una persona, no tenía el coraje necesario para arriesgarme, así que no sabría cómo era enamorarse y esas sensaciones cuando conoces al chico que tu corazón elige para ti. Absurdo ¿no?
Yo, Becky Singer quería a un chico a su lado para compartir momentos ¿Qué me estaba haciendo Randy? ¿En qué me estaba convirtiendo? Antes no me interesaba si tenía novio, me había hecho a la idea de que no encontraría a la persona correcta que llenara mis expectativas, ya que eran muy altas. Me imaginé en mi casa, llegando a la edad de cincuenta años con diez gatos a mi alrededor, triste. Mi vida era tan patética, que ni eso podría hacer bien.
—¡Ya llegó la novia! —gritó alguien. Y Randy aun no aparecía.
Era una idiota por confiar en que él iba a venir a una boda conmigo ¿Qué tenía yo para darle? Era una simple chica de pueblo, con la que tenía una apuesta.
Mientras Marie entraba a la iglesia, fui la última en meterme. Necesitaba ser una chica fuerte como siempre lo he sido, nunca he dependido de nadie para hacer mis cosas y mucho menos ir a las bodas. Ahora no sería la excepción, seguía siendo la misma Becky.
Suspiré y me adentré, pero una mano me lo impidió. Mis ojos viajaron a la mano y se desplazaron por el saco hasta llegar a su cara.
Randy.
Sonreí, porque no me dejara entrar sola a la iglesia. Para mí significaba mucho.
Tenía una teoría; que a las bodas que se asisten, son como si fuera tu boda. Y que, al entrar a la iglesia sin ningún acompañante, significaba que nadie se casaría conmigo. Pero solo era una teoría, que yo había inventado, no estaba certificada. Pero para mí valía mucho, por eso nunca asistía a los intercambios de votos a las iglesias, solo a la recepción. Nunca tuve con quien ir.
Esta era la primera vez, que entraba a una boda en la iglesia tomada del brazo de un chico.
Y ese chico era Randy.
—Viniste. —Me encontraba feliz de su presencia.
—No te dejaría sola —. Sonrió y me ofreció su brazo. Con gusto lo tomé y me adentré a la iglesia.
—Estamos aquí reunidos para ver la unión de Marie Sanders y Bryan Blanch. Hoy ellos...—Miré a Randy no creyendo que estuviera aquí. Lo observé mientras él escuchaba las palabras del Sacerdote. Llevaba un traje gris a la medida con corbata color negro y camisa blanca. Sus labios estaban entreabiertos. Mordí mi labio inferior y tragué saliva, de repente me había dado mucha sed. Se veía muy guapo y apuesto ¿A que sí?
Se giró en el momento que lo miraba, como si fuera mi agua en un desierto.
—¿Qué miras? —Sonrío divertido por mi comportamiento.
—Solo creí que no llegarías. —Dije avergonzándome, por cómo me ponía depender de él para entrar a la iglesia. A esto es lo que no quería llegar, depender de una persona.
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Randy (Trilogía La Apuesta I)
عاطفيةBecky junto con su hermana mayor han representado a sus padres en las fiestas que a estos invitan, que por cierto, son demasiadas. Ella tuvo un novio a los 16, y de ahí, no ha vuelto a tener otro. A sus 18 años, vive encerrada en su propio mundo de...