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Esta vez fui yo quien me levanté temprano, para limpiar la cocina.

—¿Es un sueño que estés despierta temprano? —Angie se me quedó mirando como si fuera un alienígena limpiando la cocina. Llevaba todavía puesto el pijama de conejitos. Su cabello estaba realmente horrible.

—No es un sueño. Quise levantarme temprano para limpiar la cocina y hornear Brownies. —saqué la bandeja mientras ella entornaba los ojos.

—Él está cambiándote.

—¿Quién? —pregunté incrédula.

—Randy. Él te está cambiando. La otra Becky, no hubiera hecho la cena para un chico y mucho menos se hubiera levantado temprano para limpiar la cocina y hornear Brownies. —Recargó su cadera en la pared mirándome escrutadoramente, pero a la vez con una sonrisa en su cara.

Dejé la bandeja en la mesa y me quité los guantes. La miré un poco avergonzada por darse cuenta de ello, y saber que era verdad. La antigua Becky, no hubiera hecho nada de eso. A esta hora de la mañana estaría babeando la cama, y soñando con algún chico literario o Zayn Malik. Y mucho menos estaría preparando Brownies para un chico. Para ella eso era tan ridículo y absurdo. Nunca le había gustado demasiado un chico para hacer ese tipo de cosas.

Creía que el amor no existía, y en los matrimonios no había un final feliz. Porque para ser sincera, tarde o temprano la luna de miel en la que están envueltos por algunos años se apaga, de una forma que terminan divorciándose. Los libros nos has vendido varios finales felices, y las películas lo han hecho también, porque es lo que queremos ver y creer, aunque la realidad es otra.

La cruda verdad, es que los finales felices duran por un tiempo y se acaban como llegaron. Eran un momento que teníamos que valorar y vivir, porque solo se quedaba lo necesario para pasar a ser un recuerdo.

—Son para él, ¿verdad? —asentí.

—Solo espero que no haga desaparecer a toda la Becky de antes. —Era tan hipócrita al decirle anoche a Emma que no dejara que Mael la cambiara, y era yo quien estaba siendo cambiada por un chico. Entonces entendí por qué Emma no quiso prometerme nada, porque ella no podía controlar todo lo que hacía, a veces todo era espontáneo; como yo haciendo los Brownies para Randy.

Estaba siendo cambiada por Randy, y quería rehusarme. No soportaba que alguien me cambiara, pero era una etapa que no sabía cómo parar los cambios.

Partí el pan en cuadros y lo puse en un recipiente con tapa para llevárselos a Randy. Él me había dicho que le gustaban mucho y como anoche no puede terminarlos, quise hacerlos hoy para llevárselos, ya que era el último día de la apuesta. Necesitábamos hablar.

—Angie volveré en la tarde. Me llevaré el auto. —Le grité tomando las llaves del Honda y saliendo de la casa con los Brownies.

Lo bueno que había memorizado las calles por donde vivía Randy. Iría a su casa, porque era el único lugar que conocía donde los podía encontrar, pude mandarle un mensaje de que iría o que nos encontráramos en algún lugar, pero quise darle una sorpresa. Me había puesto unos Jeans ajustados con una blusa de tirantes blanca y sandalias.

Su casa estaba un poco retirada del pueblo, lo que le daba privacidad. Cuando comenzó a estar a la vista la casa blanca de dos pisos. Pude ver que no se encontraba solo, había dos camionetas negras estacionadas en su casa.

Cuando llegué, él y otros tres hombres estaban reclamándole algo que no pude escuchar, porque estaba en el auto. Bajé con los Brownies en la mano. Pasé por las dos camionetas donde estaban tres hombres más. Caminé hasta ellos, y dos de ellos me miraron. Llevaban gafas y una gorra, vestían pantalones negros y botas puntiagudas. Un recuerdo destalló en mi mente, pero se fue como vino. Él otro hombre seguía discutiendo con Randy, pero este no parecía temerle ni estar angustiado, al contrario, mantenía una sonrisa arrogante en su cara. Cuando me miró sus ojos se endurecieron borrando la sonrisa y apretó la mandíbula. Él otro hombre que discutía con él, se dio cuenta de mi presencia y me examinó de una forma descarada que hizo sentirme desnuda.

Randy (Trilogía La Apuesta I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora