Después de terminar de estudiar a Randy. Él se había ido al baño. Mi hermana estaba sorprendida por cómo había manejado todo, y me felicitó, al igual que Jamie. Después se fueron a bailar.
Randy no aparecía todavía, se veía un poco mal después de que terminara de estudiarlo. Supe que se debía a la mención de sus padres y que no debía hacerlo. Eso era algo que no me incumbía, pero era una persona misteriosa, y me gustaba saber todo lo que me llamaba la atención o dejaba una espina en mí. Y Randy era el chico más enigmático que conocía y había puesto muchas espinas que quería investigar. Aunque todo lo hacía con discreción.
—Becky, ¿verdad? —Bryan se acercó a mí. Él niño de la primaria había cambiado mucho.
—Sí, soy Becky. —Respondí con amabilidad. Tomó el asiento a mi lado y sin mi permiso se sentó. Hice una mueca ante semejante modales.
—Guau, no sabía si eras tú o mi mente estaba jugando conmigo. Es algo sorprendente que estés en mi boda. —sonó tal como lo había mencionado. Estaba sorprendido. —Te acuerdas de mí, ¿verdad? Soy Bryan, el chico que te jalaba el cabello en la primaria. —sonrió como si estuviera orgulloso de ello. Sonreí mirando hacia su cabello rojo. Randy había hecho un buen trabajo, el idiota se merecía eso y más.
—Sí, lo recuerdo. Mi cabello era tu juguete favorito, —lo fulminé con la mirada y él se fue hacia atrás en su silla.
—Oh, lo lamento. No creí que todavía te molestara mi presencia por recordar aquello. La verdad me disculpo, era un niño y quería conquistarte —bajó la mirada a sus manos avergonzándose por la confesión —Era la única forma que conseguía tu atención, y así para que pudieras verme. Pero veo que no lo conseguí jalándote el cabello por seis años. Tal vez te parecí un niño horroroso con dientes chuecos. —ríe nervioso. Apenas procesé lo que me acababa de decir. Mi hámster en su rueda estaba en mi cerebro acelerando la velocidad para decir algo.
—¿Me jalabas el cabello porque te gustaba? ¿Hablas en serio? —asintió. No podía creerlo. —¿Por qué escoges el día de tu boda para decírmelo?
—Sabes, no quiero a Marie. Me casé con ella, porque está embarazada. —Alzó la vista y vi unos ojos verdes muy tristes. Sentí lastima y pena por él. Se había casado con una persona a la que no amaba y era una persona odiosa, cualquier hombre racional estaría corriendo rumbo a Texas —Jamás pensé en casarme con ella. Yo ya tenía a una chica en mi mente, a la que quería que fuera la madre de mis hijos.
—¿A sí? ¿Y quién es? —la verdad, había despertado curiosidad en mí.
—Desde que estaba en la primaria contigo, me hechizaste. Tu cabello negro se ondeaba con el aire, y esa sonrisa tuya hizo que me enamorara de ti. Entonces cuando nos fuimos por diferentes rumbos, siempre te recordé. Y hasta ahora lo sigo haciendo. Te veía en la secundaria todos los días y quería que tú fueras la madre de mis hijos; lo supe en el momento que me besaste en la mejilla el día que lloré porque mi madre había muerto. —El corazón se me encogió al recordar esa escena.
Bryan había perdido a su madre a los diez años, y un día no pudo dejar de llorar en clase. Así que lo consolé y le dije que sí dejaba de llorar le iba a dar un beso en la mejilla. Él aceptó feliz y dejó de llorar. Pero siguió la rutina de los jalones de cabello, a lo cual, ya me había acostumbrado. Jamás pensé que estaba enamorado de mí, y mucho menos que pensara que yo fuera la madre de sus hijos.
—Bryan...yo...no sé qué decir. —Un nudo estaba en mi garganta impidiendo a las palabras salir, pero no había nada que decir. Esta confesión fue algo incómoda. —Tu estas casado, ahora. No deberías de decirme eso.
—Lo sé. Pero siempre quise que lo supieras y nunca tuve el valor de hacerlo. Tal vez si lo hubiera hecho antes, al menos, no me estaría casando ahora. —con ello no sabía si estaba en lo cierto. Bryan nunca me atrajo, el niño que me jalaba el cabello en la primaria se había convertido en un hombre de ojos verdes, alto y muy guapo. Ya no tenía los dientes chuecos, ahora eran rectos y tenía bonita sonrisa. Era dentista, a cualquier chica le gustaría compartir su vida con él, pero aun así no me atraía. No era una persona tan superficial e interesada.
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Randy (Trilogía La Apuesta I)
RomanceBecky junto con su hermana mayor han representado a sus padres en las fiestas que a estos invitan, que por cierto, son demasiadas. Ella tuvo un novio a los 16, y de ahí, no ha vuelto a tener otro. A sus 18 años, vive encerrada en su propio mundo de...