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Llegamos a una casa que no conocía. Ahora recordaba haber venido a la misma fiesta, pero con Miguel, ¿Por qué me había dicho esas cosas? ¿Él sabía algo de Randy y quería prevenirme? debió de hacerlo, pero con palabras que no supe descifrar.

Me bajé de la moto con ayuda de Randy. Y nos adentramos a la casa, ya dentro varias personas saludaron a Randy por la jugada que había hecho, y lo felicitaron por haber ganado.

—Pensé que no vendrías. —Una chica pelirroja se le acercó y lo besó en la mejilla muy cerca de los labios. Aparté la mirada de ellos y le solté la mano. —Creí que tendría que llamarte o ir a buscarte. —Su voz sonó seductora.

—Susy, traigo compañía. —Inclinó su cabeza a un lado, para que me pudiera ver. Ella le sonrió y se giró a mí.

—Hola, lindura. ¿Eres hermana de Randy? Eres tan pequeña —quise arrancarle el cabello. Estaba bien que fuera de baja estatura y que ella pareciera modelo de Victoria secret's, pero no tenía ningún derecho a insultarme ni decir si era la hermana de Randy. Lo había hecho apropósito.

Ella era voluptuosa y vestía un vestido corto con tacones; se veía sexy. Yo apenas llegaba a la mitad del pecho de Randy, y llevaba puesto unos pantalones con una playera.

Ridícula.

—No soy su hermana, —dije.

—Susy —advirtió Randy.

—Entonces, serás del montón, —me dio una mirada con desdén. Quise responderle, pero no me dio tiempo porque prosiguió: —Randy te he dicho que este tipo de niñas solo te traerán problemas. Sabes quién es la mujer de tu cama. —Antes de que lo viera venir, ella enroscó sus brazos a su cuello y lo atrajo en un beso de lengua.

Me asqueé de verlos hacer eso delante de mí, pero me enfadé con él. Porque hace un momento, me había besado a mí y ahora dejaba que ella lo besara. Me alejé de ellos, yéndome del lugar.

Esto era lo más humillante que me habían hecho.

¡Váyanse a la mierda los dos! —no lo grité porque no me atrevía.

—¡Becky, espera! —gritó detrás de mí.

—¡Vete, no quiero verte!

—¡Becky! Susy solo bromeaba, no lo decía en serio.

Me detuve.

—¿¡QUE?! —le grité enfadada ¿Cómo podía defenderla? —¡Se estaba burlando de mí! —lo encaré furiosa.

—No, dijo que quería bromear contigo. Ella siempre es así. Volvamos a dentro.

—¿Y para eso también te tenía que besar? —Lo fulminé con la mirada, él se limitó a sonreír. —No voy a volver ahí dentro. —Me crucé de brazos para darle a entender que nadie me obligaría hacerlo.

—Se disculpó también por el beso, ¿Estás celosa? —preguntó divertido y dudaba que se disculpara por el beso. No respondí a lo que él agrandó su sonrisa. —Becky, vamos. Solo es una broma ¿tan mal las tomas?

—Pues sí, tú muy bien sabes que no me gustan. La última vez que me jugaste una, terminé en muletas ¿lo recuerdas? —se pasó una mano por el pelo y luego me tendió su mano.

—Ven, vamos a llevarte a tu casa. —Miré su mano indecisa.

—Quiero que me lleves directo ahí —Ordené, pero no tomé su mano. Nos dirigimos a su moto y me subí, quería irme lo más rápido posible de ahí. No quería que la pelirroja saliera en busca de Randy y lo convenciera de quedarse.

—Eres una chica muy difícil, —musitó.

—Si no lo fuera, todos me pisotearían a su antojo. —Soné apática.

Randy (Trilogía La Apuesta I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora