PASION PROHIBIDA

capitulo 19: Benavides

Adara

Estamos todos los de la Élite ya instalados en un hotel de España.

A la final todos decidimos venir, Brenda, Alexa y Adrian se van a quedar en el hotel y van a intentar hackear las cámaras del club.

Mañana tendremos que ir al club y admito que estoy ansiosa, quiero un poco de acción.

Ahora estoy en la habitación del hotel, extraño mucho a mis bebés.

Desde que toqué el aeropuerto tuve que andar con peluca y lentes de contacto.

Aunque ya estoy acostumbrada, no extrañaba para nada esto de pelucas y ojos falsos.

Y ahora aquí no me los puedo sacar, Benavides es al igual que los Petrov el dueño de España tiene ojos por todos lados.

Actualmente soy Laila, una mujer pelinegra con ojos verdes.

No está mal, supongo.

Tocan la puerta de la habitación y me levanto para abrir, no sin antes agarrar una navaja.

Abro la puerta y veo el irreal rostro de Ander.

— ¿me ibas a matar con eso? — pregunta  burlón refiriéndose a mi navaja.

— Puede ser, ¿que se te ofrece? — replico tratando de que se largue.

No me conviene estar más con el.

— mm, estas cabreada — afirma y su mirada recorre todo mi cuerpo sin pena, siento como las mejillas se me encienden.

Trato de cerrarle la puerta, pero me detiene a medio camino y se entra sin permiso.

— ¿Que mierda quieres? — pregunto nerviosa y el cierra la puerta antes de acorralarme contra la pared.

— A ti con mi verga en tú interior — me susurra en el oído y me muerde el lóbulo sacándome un jadeo.

— Pero esta vez te quiero cabalgar — murmuro yo y me froto contra su verga erecta.

Cuando follamos trate de estar encima, pero no me dejó.

El se aparta de golpe.

— no — espeta decidido.

— entonces no follamos y listo — replico yo cabreada.

— nunca he dejado que nadie me monte Agatha y no serás la primera — veo la determinación en su cara y eso me cabrea más.

Puto ego de hombres.

— ¿si? Bueno da igual, no eres el único hombre con verga en el mundo, alguno me ha de dejar montarlo —  le escupo yo con una sonrisa de medio lado.

Mis palabras son procesadas por el y veo la chispa en sus ojos.

Todo pasa tan rápido, sus manos están en mi cuello apretando y su cuerpo se presiona contra el mio con fuerza.

— Nunca, nunca estará en tú interior otra verga que no sea la mía, nadie más que yo te follará. Desde el día que mi verga se metió dentro de ti ya eres mía, mía, mi mujer, mi propiedad, mi puta droga, mía ¿entiendes o te lo explico a punta de orgasmos? — musita totalmente cabreado y me empieza a faltar el aire.

¿Por que mierda me prende esto?

El me suelta segundos después, pero su cuerpo sigue pegado al mío.

Sus ojos me examinan como si buscarán algo.

— no soy tuya — digo luego de un rato.

El sonríe desafiante.