PASION PROHIBIDA

33: ¿pueden ser mis padres?

Artemisa

Lo primero que veo apenas abro los ojos es que no estoy en mi departamento.

Lo segundo es que tengo algo pesado encima de mis tetas.

Ese algo es la cabeza de alguien.

Los flashback llegan a mi mente como una película y ahogo un grito.

Casi se me sale lo de nuestros hijos, joder.

Veo mi cuerpo por encima de la cabeza de Cael y puedo observar que estoy vestida y se que también estoy bañada.

Huelo a el y mi encanta.

Como dije tiene su cabeza en mis tetas como almohadas y un brazo alrededor de mi cintura, la postura debe ser incómoda para el por su altura, pero sin embargo su respiración es calmada y se lo ve realmente relajado.

En verdad no quiero levantarlo, pero, joder tengo ganas de ir al baño.

— Cael — lo llamo varías veces, pero no parece oírme y sigue dormido.

— Joder, levántate... necesito ir al baño — nada, no se mueve ni responde.

Con un gruñido frustrado me incorporo de golpe sacando su brazo de mi cintura haciendo que su cabeza caiga contra la cama y se despierte de golpe.

— necesitaba ir al baño — me defiendo cuando me fulmina con la mirada.

— ¿Y? Lárgate tú y déjamelas a ellas — sisea con el ceño fruncido.

Lo miro con cara de póker, pero enserio necesito ir al baño así que corro hacía este y me encierro.

— ¡Egoísta! — grita desde la habitación, pero no le hago caso y me ocupo de mis necesidades matutinas que básicamente es orinar y cambiarme de toalla sanitaria.

No quiero saber cómo tengo una jodida toalla puesta por qué ya se la repuesta y no lo pienso considerar.

Se que el me bañó y eso solo causa jodidas mariposas en mi estómago.

«traga agua y ahogalas, Adara»

Si, bueno....es considerable.

Luego de unos minutos salgo del cuarto de baño y Cael está acostado en la cama de espaldas a mi dirección.

Camino hacía el y me subo a la cama en su dirección de modo que quedamos cara a cara.

Tiene los ojos cerrados, pero apenas me acomodo en la cama los abre y me observa de esa manera intensa suya.

Armándome de valor empiezo a hablar:

— Yo.. gracias por cuidar de mí anoche — susurro nerviosa y el solo asiente sin apartar sus ojos de los míos — En verdad ..n-no...no tenías que hacerlo...

— pero quise hacerlo, no le des demasiadas vueltas, Artemisa — me corta inmutable y solo asiento nerviosa.

¡Joder, actúa normal!

— gracias, de nuevo — el asiente burlón por mi nerviosismo.

Por un rato nos quedamos sin hablar solo mirándonos con intensidad; siendo capaces de ver desde lo más profundo del otro.

— ¿Cuantos idiomas hablas? — pregunto tratando de romper el silencio haciendo que el enarque una ceja.

«gracias por la vergüenza» sisea mi conciencia.

— Esa es una pregunta demasiada aleatoria, Adara. Hablo 19 idiomas ¿Y tú?

— exactamente hablo 25 idiomas, aprendí la mayoría cuando tenía 10 años — le explico y el asiente.