capítulo 21: dolor

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Adara

Escucho los disparos, gritos y pasos desde donde estoy, diría que me aterra la situación que esté pasando, pero me da igual.

No se por qué siento náuseas cuando no e ingerido ningún alimento, ni agua.

Los pasos se escuchan más cerca y suelto un suspiro. Últimamente me he convertido en la presa de todos.

Entonces quedó con la boca abierta con la persona que veo.

— ¡Adara! — grita Shiara como si estuviera alividia de encontrarme.

Rompe la cerradura como si fuera un juguete y entra corriendo.

— Shiara — logro articular ya que de repente siento que pierdo la fuerza en mi cuerpo y la vista se me nubla hasta que escucho la voz de mi prima muy lejana.

[...]

reacciono lentamente y abro los ojos rápidamente intentando averiguar si aún sigo en las manos de Benavides o de verdad vi a Shiara Petrova.

Lo primero que veo es a un hombre canoso y un poco mayor, distingo su bata blanca y suspiro al ver que es un doctor.

— señorita, me alegro que haya despertado — musita el doctor con una sonrisa — le he curado las heridas de la espalda, con la pomada quedarán pequeñas cicatrices, pero ya no dolerá — me explica sin que yo le pregunte y me enfoco en mi espalda, es verdad ya no duele.

— ¡Adara! — grita alguien y luego la puerta de donde sea que esté se abre de par en par dando paso a Maksimilian Petrov.

Yo..sin poder evitarlo le sonrió y las lágrimas se me salen solas.

Ante Maksimilian siempre reacciono emotiva y me dan ganas de abrazarlo, es una conexión extraña que ahora comprendo, es mi padre.

— padre..— murmuro y me sorprende como suena esa palabra en mis labios siendo dirigida a el.

Es.. reconfortante.

El se para en seco antes de llegar a donde estoy y me mira por un largo rato hasta que distingo un brillo en sus ojos. El aparta la mirada rápidamente.

Iba a llorar.

El líder de la mafia Rusa iba a llorar. Mi padre iba a llorar.

— Puedes retirarte — le dice mi padre al doctor y este asiente. El doctor pasa por su lado y le susurra algo a lo cuál Maksimilian asiente.

El doctor sale y Maksimilian se termina de acerca hasta donde estoy recostada.

— ¿Pue..do, mm.. abrazarte?, pero está bien si no quieres de verdad...yo te comprendo, no me conoces y.. — sus palabras quedan a medias cuando me lanzo encima de el y lo rodeo con mis brazos.

El tarda en reaccionar y luego me estrecha tan fuerte, pero con delicadeza tratando de no apretar mis heridas en la espalda. Esto se siente..muy reconfortante.

Y entonces escucho un sollozo de parte de mi padre y me alejo.

— ¿Pasa..algo? — pregunto nerviosa y veo como trata de contener las lágrimas quienes rebeldemente ya resbalan por sus mejillas.

El niega con la cabeza, pero aún así responde:

— Nunca me había sentido tan feliz y triste a la vez — dice entre lagrimas que ya no puede contener — Lo siento, lo siento tanto. Yo..yo no pude estar contigo en tu infancia, en tus primeros pasos, tu primera palabra, pero en verdad prefiero todo eso y saber que estás viva. Perdoname si te faltó algo, perdoname por no estar ahí. Juro que si me dejas recuperar el tiempo perdido te lo recompensaré. Aún así perdoname, tuve que haberte encerrado en contra de tu voluntad aunque gritarás y patalearas o me odiaras, hubiera preferido eso a qué te dañen como lo hizo el muy hijo de puta de Benavides — el sigue llorando y yo sin poder evitarlo también lloro, pero me quedo aturdida cuando se arrodilla ante mi.

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