PASION PROHIBIDA

capítulo 22: Una bienvenida Petrov

Adara Petrova Rinaldi

Suelto un gemido de dolor al ver el tono carmesí en el suelo.

Mi padre, mi hermano y primo me tienen agarrada demasiado fuerte y no puedo moverme, quizás en otras circunstancias los abría derribado en un pestañeo.

Pero no estoy ni físicamente ni mentalmente estable.

— Joder, Adara — masculló mi padre aterrorizado.

La navaja me cortó el brazo, pero no es una herida profunda, no duele, no más que lo que siento en mi pecho.

Nunca había flaqueado, pero sin embargo hoy lo hice.

Me siento aturdida y vacía por completo.

Tengo un hijo en mi vientre y va a morir.

Mi mente trata de recordar cualquier cosa extraña que haya ingerido, pero se me nubla rápidamente.

Puedo jurar que lo que sea que me hayan hecho fue cuando era una niña y se que esa sustancia de la que habla mi padre no existe.

Soy científica y eso no se puede crear, nadie podría, al menos que yo misma la haya creado.

Pero, Joder no recuerdo nada..

Los pensamientos de que me hayan jodido la mente me atormentan.

Ninguno de los hombres me sueltan y yo me resigno a bajar la navaja.

— mierda, casi se me sale el corazón — murmura Thiago alejándose y sosteniendo la navaja.

Visualizo a Luka y el me mira expectante.

— maldita loca — dice finalmente y se lanza sobre mi sin aviso.

Me quedo petrificada en mi lugar al sentir como me rodea entre sus brazos y solloza.

Jamás me acostumbraré a esto de ver a un Petrov llorando o siendo débil.

Todo el mundo los ve como los peores criminales, sádicos, sanguinarios y sin piedad.

Y el líder de la mafia Rusa hace unos minutos se arrodilló ante mi y lloro disculpándose, Luka Petrov, un joven pétreo, sin emociones y que no le importa nada, ahora mismo llorando.

Tardo unos segundos, pero le devuelvo el abrazo y le doy un corto beso en la mejilla.

El se separa y veo sus ojos rojos al igual que su expresión sorprendida.

Subo la mirada y veo como mi padre y Thiago nos ven petrificados.

Aunque a ambos se le notan las preocupación en el rostro, supongo que por la cortada en mi brazo.

— Quién diría que mi querido primo tenía sentimientos — murmuró Thiago con un tono burlesco.

Luka no le prestó atención y me sonrió, pero luego su mirada se oscureció y me fulminó con la mirada.

— ¿Que mierda pretendías maldita loca? — me pregunto con un tono mordaz.

Sentí la amenaza fresca por flaquear, pero la esfumé.

Así que evite responder.

— Bipolar de mierda — susurré para mí misma y el al parecer me escuchó y sonrió.

— En definitiva eres una Petrova — reconoció con un brillo en sus ojos que me hizo sonreír.

Enserio es raro este tipo de afecto viniendo de los hombres más peligrosos del mundo.

— Llama al doctor — le ordenó mi padre a Thiago, este asintió y se marchó.

Luka me ayudó a levantarme y me recostó en la cama. Veo el intercambio de miradas de Luka y mi padre.