Capitulo 14: Negación y aceptación

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Emma Ivanov

Siento el ardor en mi pecho y como mi corazón late desenfrenadamente ante todas la emociones que parecen van a colapsar.

Maksimilian y Luka me abrazan, pero todo lo que siento y experimento no tiene consuelo.

Hace 18 años mi mundo se derrumbó dejé de ser yo, la Emma sonriente que adoraba a sus padres, la que sonreía aunque las cosas estuvieran mal.

Cuando cumplí apenas 17 mataron a mis padres, quedé completamente sola ante la responsabilidad de toda una mafia y miles de empresas del mundo.

No podía, esas palabras se repetían en mi cabeza cada vez que mi padre me decía que yo iba hacer la mejor lider que podía tener Italia.

El y mi madre confiaban en mi y yo les fallé, dejé que los Guidacci tomarán todo mi legado, el legado de mis antepasados.

Fui una cobarde y dejé mi país, iba a luchar, pero no tenía fuerzas.

No cuando mis padres habían muerto y a mi me habían abusado mentalmente y sexualmente.

Dañaron todo lo que era y me arrebataron la felicidad.

Pero nunca me rendí, pude escabullirme al País enemigo de toda mi familia.

Los Ivanov me acogieron como una hija,  me dieron su apellido y entonces lo conocí.

Conocí al amor de mi vida, al hombre que no era un Principe O un Superheroe.

No, el era un villano, un villano que daba la vida por mi, el que me protegería sin importar iniciar una tercera guerra mundial si fuera necesario.

Su amor es oscuro y dañino, pero es el más verdadero que me podrían ofrecer, por que como lo describen en Los cuentos de hadas, "ellos no aman, ellos son egoistas y malos"; Y es totalmente cierta la frase, por eso es que cuando un villano ama su amor es el más verdadero.

Maksimilian me puso el mundo a mis pies y también por encima de el.

El me devolvió la felicidad, no toda, pero el reparó lo que el no dañó. Quedaron cicatrices como cualquier herida, pero las mías iban hacer eternas ya que las mías eran internas y no superficiales.

Mis cicatrices aún sangraban de vez en cuando y la culpa me carcomía por las noches y lloraba desconsoladamente mientras Maksimilian me decía que iba a matar a todos los que me hicieron daño.

Cuando cumplí 18 ya sonreía por que mi pequeña hija estaba a nada de nacer, me sentía plena y feliz.

Era mi hija, mi pequeñita a la cuál pensaba hacerle trenzas en su cabello, jugar, escuchar su dulce risa.

Quería saber cuál sería su primera palabra, quería verla jugar con Maksimilian, quería ver su crecimiento y sus primeros pasos.

Pero me arrebataron todo, a mis padres, a mi hija, mi ser, absolutamente todo.

Me quitaron a mi niña.

Y ahora la veo aquí, frente a mis ojos por que estoy segura que es ella, solo mi madre tenía los ojos violetas.

Sollozo más fuerte y caigo de rodillas al suelo.

Es.. Es mi hija, ella es Adara.

— Tú er.. eres mi hija — lloro con todas mi fuerzas — eres tú... Adara — ella me mira confundida.

Escucho un jadeo de sorpresa y luego un golpe.

Volteo y ahí está Maksimilian con lagrimas en los ojos.

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