Violeta
Sus castaños ojos no se perdían ni un solo movimiento que hacía. Me sentía como una niña pequeña siendo regañada por alguna travesura que había cometido, jugaba con los dedos de mis manos y la cabeza la traía baja.–Cabeza en alto Violeta– ordenó Steven e hice caso a lo que me decía.
Cómo odio cuando toma ese tono, cuando entra en su etapa de tío- por supuesto que no de sangre pero si de corazón- enderece la espalda y solté un suspiro para poder mirarlo directo a los ojos dejando de lado el miedo que me invadía.
–¿Por qué te drogaste con esa magnitud? Sabes perfectamente que consumir todo un sobre de cocaína te puede generar mucho daño– su tono de voz demostraba la preocupación que está reteniendo para no verse tan débil– hace años que no la consumías, ¿por qué lo hiciste? Debió de ser algo que te sobre pasará para que lo hicieras.
Mi garganta comenzaba a retener un gigantesco nudo, sabía que si soltaba alguna palabra se me quebraria y jure nunca más sentirme de aquella manera. Pero todo esto me estaba sobre pasando.
Quería solo hacerme un ovillo y ocultarme de todo el mundo, olvidar todo lo que ese figlio di puttana me había hecho y poder ser como las demás chicas, poder sentir amor sin la necesidad de tener miedo a que me vuelvan a destruir.
Tengo miedo a volver a sentirme insatisfecha conmigo misma, tener aquellas ganas de morir porque todo lo que alguna vez me había imaginado ahora se había vuelto en nada, no quería volver a sentir que las promesas solo se las llevaba el viento, que los besos nunca habían sido verdaderos, que incluso las miradas te podían mentir y que un te amo nunca existió.
–¿No me responderás?– se cruzó de brazos.
Volví a bajar la mirada, no podía seguir viendo su castaña mirada y que viera a la misma chica de hace diez años que se destruyó de las peores maneras y solo estuvo él para mí porque no quería preocupar a mis padres. Steven fue mi apoyo y lo sigue siendo.
Se sentó a mi lado en la orilla de la cama, paso uno de sus brazos por encima de mis hombros atrayendome a su cuerpo en un abrazo, deje hundir mi rostro en su pecho sintiendo el aroma a nicotina que tenía.
Los ojos me comenzaron a escocer, la respiración se me estaba dificultando y las manos me temblaban. Necesitaba de un porro o de algo de alcohol para dejar de sentirme así.
Necesitaba algo que me hiciera olvidar solo por unos segundos del miedo que me invadía.
–¿Qué sucede Violeta?– acaricio mi cabello.
–Tengo miedo– murmuré por lo bajo evitando que la voz se me quebrara.
–¿Pero a qué le puede tener miedo la mujer más sanguinaria que he conocido en mi vida?– susurro de forma protectora.
–A enamorarme– solté un sollozo al mismo tiempo que una lágrima escapaba por mis mejillas– es que creo que si sigo con mi plan la que puede terminar enamorada soy yo. Y no quiero salir perdiendo de nuevo.
–¿Es lo mismo que sentías por...?– no deje que terminara de decir su nombre, aún no estaba preparada para escuchar siquiera la inicial de su estúpido nombre.
Siento que con cualquier cosa que se diga de él volveré a romperme como en aquel entonces.
–Eso es lo que me asusta– me separé de sus brazos limpiando mis mejillas– porque esto que siento por Vladimir es muy diferente, cuando posa sus iris sobre mi siento un escalofrío recorrerme, cuando pone su tacto en mi siento que me derrito y lo único que quiero hacer cuando lo veo es sonreír como una estúpida. Cosa que antes no había sentido, mi corazón se acelera cuando estoy cerca de Vladimir y eso es lo que más miedo me da.
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Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)
De TodoSiempre me habían dicho que el amor puede surgir en cualquier lugar, pero.. ¿También puede surgir en dos egocéntricos que no quieren que nadie esté por encima de ellos? Tienes que descubrirlo en un mundo lleno de traiciones, amor y sobre todo... Pas...