Vladimir
–La última transacción financiera fue a los mexicanos con medio millón de dólares por las ocho toneladas de cocaína– informo Diana pasándome los papeles que verificaban lo que ella decía.
Hoje los papeles, viendo cada número en mis cuentas bancarias y el como se escondían algunas cosas detrás de otras, el dinero de los mexicanos lo había escondido tras un pago que hice para comprar una casa en las afueras de Rusia.
–Necesito que le pagues a los japoneses el hachis que mandarán la próxima semana– ella asintió.
Se quitó los lentes guardandolos en su bolso y después volteo a verme, aquellos ojos verdes me inspeccionaban de pies a cabeza, tratando de analizar mi expresión facial.
–¿Qué haces?– enarque una ceja.
–Nada– negó bajando la mirada junto con una media sonrisa– todo acabará muy pronto.
–¿De que hablas?– apreté la mandíbula.
Solo había una maldita persona que lograba sacarme de mis casillas y era está mujer que tenía frente a mi. Aún no logro comprender como de estar perdidamente enamorada de mi ahora solo tiene un trato solamente laboral. No es que me queje pero es raro.
Algo debió de haber pasado esa semana que ella estuvo fuera de mi casa, algo que le hiciera cambiar de opinión.
–Son solo ideas mías– se puso en pie pasando la correa de su bolso por su brazo.
Me puse en pie para poder acompañarla hasta la puerta, rodé el escritorio y le abrí la puerta para que fuera la primera en salir, seguido cerré la puerta detrás de mi.
Durante el camino estuvimos en silencio, ninguno volvió a pronunciar una sola palabra, ella se detuvo frente a la puerta y giro sobre sus zapatos para verme a la cara.
–Vladimir espero que pronto puedas abrir los ojos y te des cuenta antes de que...– dejo la frase en el aire– créeme que solo hago esto por tu bien.
Su mirada se enternecio, dejando de ser una fría a cambiar a una muy diferente.
–¿A qué estás jugando Diana?– pregunté entrecerrando los ojos.
–Se que no me creerás pero te conviene más tener a Violeta lejos de ti que cerca– murmuró por lo bajo.
Su voz era casi inaudible, tratando de que solamente yo pudiera escucharla.
–¿Sigues con tus jodidos celos?– ella negó bajando la cabeza.
–Nos vemos después Vladimir– se acercó a mi dejando un beso en la mejilla.
No hice un solo movimiento, solo quería que está mujer se fuera de mi casa cuánto antes, que desapareciera de mi vista y se perdiera en el aguero más profundo de la faz de la tierra.
Diana salió de mi casa cerrando la puerta detrás de ella, me quedé por unos segundos viendo aquella puerta, sintiendo que sus palabras tenían algo oculto.
Pero otra parte de mi gritaba que la mandara al carajo, porque lo único que quería Diana era separarme de Violeta, y eso jamás lo lograría.
Gire sobre mis zapatos y cuando mire al pie de las escaleras se encontraba Violeta quien me miraba con una expresión llena de enojo, su iris azul era consumido en gran parte por su pupila, sus manos las tenía hechas puños y su mandíbula estaba apretada.
–¿Ya terminaste de trabajar?– pregunto sin despegar los dientes y ladeando la cabeza.
«Sal corriendo o sino está mujer nos matara»
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Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)
De TodoSiempre me habían dicho que el amor puede surgir en cualquier lugar, pero.. ¿También puede surgir en dos egocéntricos que no quieren que nadie esté por encima de ellos? Tienes que descubrirlo en un mundo lleno de traiciones, amor y sobre todo... Pas...