Capitulo 20

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Violeta

Caminaba en círculos frente a la puerta de la habitación de Vladimir, tenía que controlar aquel enojo y furia que me invadía, apreté las manos volviendolas puños y clavando las uñas en mis palmas.

Desde hace tres malditos días Diana estaba en su habitación sin despegarse un solo segundo, se la pasaba día y noche. Aprovecho que yo no estuve aquí esos días para instalarse en la mansión de Vladimir.

Hace unas pocas horas había llegado de Milán, no podía regresar el mismo día en que me desocupe porque ya era mucho riesgo y una gran probabilidad para que la policía me tuviera en la mira. Así que tuve que regresar tres días después.

Tenía el impulso de tomarla del cabello para sacarla y cerrarle la puerta en la cara para que le quedará claro que solo yo podía estar junto a Vladimir.

Pero el hacer eso solo haría que delatara lo que siento por Vladimir y no estoy dispuesta a pasar por otro interrogatorio por parte de Steven y que termine sabiendo todos los sentimientos que se están formando en mis adentros. Eso no me conviene.

Entre en la habitación y me quedé por algunos segundos apoyada en el umbral de la puerta con los brazos cruzados viendo como Diana retiraba algunos mechones del rostro de Vladimir.

Estos tres malditos días él había estado dormidos y segun el doctor era algo normal ya que lo había sedado para que no tuviera dolor y que estuviera en reposo lo más que se pudiera. La bala no había afectado ningún órgano y solo estaba dormido por el analgésico que le habían puesto.

Aunque la verdad es que ya me estaba preocupando, segun el doctor solo estaría dormido durante dos días y ya van tres días sin que él abra los ojos.

Tres estúpidos días en los que sus iris amarillos no han estando sobre mi, sin que sus labios estén rozando los míos o sin escuchar su ronca voz.

Camine hasta quedar junto a Diana y dejar mi mano sobre su hombro, ella volteo a verme durante unos cortos segundos y su cara de fastidio solo me demostró que no me quería ver en ese lugar.

–Ve a descansar– mi voz salió más autoritaria de lo que quería– yo me quedaré y si llega a despertar te iré a decir. Tu también necesitas dormir.

–Has estado días fuera, no me digas que ahora te preocupas– murmuró con voz más ronca de como la recordaba.

Nadie sabía las razones por las que me había ido, y tenían muchas ideas en la mente como que me había asustado ver a Vladimir en tal estado, que lo abandonaba porque no quería que me vincularán con él o por si llegaba a venir la policía.

Pero ninguno tenía en mente que me había ido solo para matar a aquel gilipollas de Sergei, el hombre que había herido a Vladimir.

–Ve a dormir, tus ojeras llegan casi al suelo– volví a ordenar.

–No– negó varias veces– quiero ser yo lo primero que vea cuando sus ojos se abran y se de cuenta que en todo este tiempo no me he separado de él ni un solo segundo.

–Entonces prepárate para que se vuelva a dormir durante lo que queda del año porque en cuanto vea tu rostro demacrado se asustara tanto que creerá que un fantasma está frente a él– me encogi de hombros.

Estoy a tan solo segundos de paciencia que me haga sacarla de la habitación a galoneos para que así entienda que quiero que me deje a solas con Vladimir.

Quiero ser yo quien este a su lado porque en estos tres días no pude, ver sus ojos cuando se abran y que me busque con la mirada, decirle que ya no tenía que preocuparse por Sergei porque ahora se encontraba muerto y muy lejos de él.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora