Capitulo 06

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Vladimir

Un solo nombre rondaba mi mente, el nombre de una mujer que me ha quitado un territorio que por ley me pertenece. Una mujer que no he podido meter entre las sábanas de mi cama y abrirle las piernas para tener una más en mi lista.

Porque llevar a Violeta hasta mi cama se convertirá en mi más grande trofeo, disfrutaré tanto de aquel momento porque no solo tendré su cuerpo a mi merced sino también su completo consentimiento para tener bajo mi poder a todo Londres.

–Señor– una de las sirvientas entro en mi despacho– una mujer desea hablar con usted.

–Dile que pase– deje sobre el escritorio la carpeta donde venía toda la información de Violeta.

En cuanto la puerta volvió a abrirse el cuerpo de la pelinegra entro meneando y contorneado cada una de sus curvas, una enorme sonrisa apareció en la comisura de sus labios en cuanto me tuvo en su campo de visión.

Se acercó hasta poder sentarse sobre mis piernas, sus labios se aplastaron sobre los míos con ferocidad, sus dedos tomaron varios mechones de mi cabello atrayendo su cuerpo al mío, mis manos se posaron sobre su cintura haciendo presión sobre ella.

–Ya te extrañaba– los labios inchados de Diana dejaron un corto beso sobre mi mejilla.

–¿Por qué has venido? Claramente te dije que te quedarás en Rusia por si se necesitaba algo en el negocio.

–Puedo resolver todo desde aquí, pero ahora– se sentó sobre mi regazo enroscando sus piernas en mi cintura– quiero que me des mi bienvenida.

Su vestido rojo se le subió hasta los muslos, aquel color solo me recordó el color de los labios de cierta mujer que me ha sacado dolores de cabeza estos días, una mujer en todo el campo de la palabra.

Mis manos se deslizaron por toda su espalda acariciando su piel por encima de la tela de su vestido que se le ajusta a cada una de las curvas que existen en su cuerpo.

Sus labios se encuentran con los míos devorandolos con deseo mientras nuestra excitación crece aún más. Su vagina está tan húmeda que sobre pasa sus bragas y mi erección crece aún más con cada movimiento que hace con sus caderas.

–Te voy a follar ahora mismo sobre este escritorio– murmuré cerca de su oído.

Hice que ella se pusiera en pie para hacer que se volteara y su culo fuera lo que estuviera a mi alcance, baje la cremallera de mi pantalón dejando en libertad mi erección palpitante, subí su vestido hasta la cintura y baje sus bragas que cayeron con velocidad hasta el suelo.

Su cara estaba pegada a aquel escritorio, mis manos tomaron con firmeza sus caderas mientras me posicionaba detrás de ella, mi miembro estaba ansioso por embestirla hasta que sus gemidos llegarán al otro lado del mundo.

Entre en ella sin tener algo de pudor, haciendo que un fuerte gemido brotará de sus labios, las embestidas eran con fuerza y sin delicadeza, sintiendo el calor y estrechez de su interior.

El cuerpo de Diana se estremecia del placer bajo mi cuerpo. Mis manos se deslizan sobre su espalda mientras las embestidas se vuelven más rápidas y profundas.

–¡Joder!– gime Diana llena del éxtasis que nos ha invadido.

Aumento la velocidad de las embestidas cuando siento que el clímax de todo esto está a punto de llegar, mis dedos se siñen entre sus caderas dejando la marca de ellos.

Ella termina por venirse primero y después la sigo yo, me dejó caer sobre la silla y ella hace lo mismo sentándose sobre mis piernas como hace unos minutos.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora