Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)

Capitulo 21

Violeta

Todos estaban durmiendo, la mansión estaba en un absoluto silencio más del que siempre solía haber.

Me levanté de la cama hasta salir de mi habitación y poder caminar hasta donde se encontraba Diana. Al entrar cerré la puerta detrás de mi y me encontré con ella saliendo del baño.

–¿Qué haces aquí?– preguntó en un susurro.

Camino hasta quedar frente a mi.

–Tenemos mucho de que hablar– me senté en la orilla de la cama y uno segundos después ella hizo lo mismo.

–¿Sobre que?

–Vete de la mansión, no haces falta en este lugar. Solo me estás arruinando los planes.

–¿Por qué dices que estoy arruinando tus planes?– entrecerró los ojos con una estúpida media sonrisa que quise borrarle con una bofetada– ¿Tienes miedo a que Vladimir me lleve a su cama?

–Me vale un carajo a quien meta Vladimir a su cama.

«Mentirosa»

–¿Entonces?– frunció el ceño.

–Con tu presencia aquí no puedo avanzar mucho, no eres la única que no me quiere en este lugar, presiento que no le caigo muy bien a Ivanov, ¿tienes una idea del por qué?

Desde el primer día me había mirado con desprecio, sus palabras hacia mi eran muy cortantes y se podía ver con demasiada facilidad que evitaba tenerme en el mismo espacio que él.

Así como si yo fuera algo radioactivo a lo que él no quisiera tener ni siquiera a un metro de distancia.

–Ivanov no es fácil de tratar, a mí me costó algo de tiempo acoplarme a su comportamiento– se quedó callada durante varios segundos mirando un punto inespecífico– pero debes de tener cuidado, ese hombre si se lo propone puede investigar hasta tu secreto mejor guardado.

Ivanov podría mostrarse como una piedra en mi camino, hay cosas de las que prefiero sigan enterradas en el pasado y que nunca más vuelvan a salir a la luz. Y si es necesario quitarlo del mapa así lo haré.

Lo que menos necesito en estos momentos es a alguien descubriendo todo lo que tanto me ha costado ocultar.

–¿Te puedo hacer una pregunta Violeta?– asentí de forma lenta mirando sus iris verdes.

«Cuanto odio ese puto color»

–¿Ya se besaron?– volví a asentír– ¿Han follado?– volví a asentir.

Su mandíbula se marcaba cuando apretaba los dientes y al mismo tiempo volvía sus manos en puños.

–Te has enamorado de Vladimir, ¿no es así?

Siempre había querido evitar esa maldita respuesta, al principio odiaba a Vladimir por todo lo que me hacía sentir,quería arrancarle la cabeza y desaparecerlo del mundo para ya no sentir eso que hace años no sentía. Pero mientras más he convivido con él hace que me sienta mejor.

Ya no me tengo esa sensación de estar sola, quiero pasar todo el maldito día junto a él y gritarle a los cuatro vientos cuánto lo amo y lo que estaría dispuesta a hacer por él. Pero como ya lo he dicho, ni por el ni por nadie estoy dispuesta a cambiar todos los planes que tengo.

–No, sigo odiando a Valdimir como el primer día en que lo vi.

–¿Por qué tardaste tanto en responder?– entrecerró los ojos.

Intentaba intimidarme, pero debía dejarle en claro que a mí nadie podía darme miedo o hacer que me encogiera en mi lugar.

–Deja de hacer tantas preguntas estúpidas– me puse en pie– iré a ver cómo está Vladimir.

Camine hasta llegar a la puerta, pero la voz de Diana hizo que me detuviera antes de que pudiera salir de su habitación.

–Te recomiendo no dormir en su habitación, a Vladimir no le gusta pasar toda la noche con una mujer y mucho menos en su cama.

–Lo dices por experiencia, ¿No?– sonreí a medias mientras salía de la habitación.

Tome la desición de mejor irme a mi habitación y tratar de consiliar el sueño aunque sea por una hora, al día siguiente tendría que estar la mayor parte de la mañana fuera de la mansión para poder ver qué uno de mis cargamento llegará sano y salvo.

Era de los primeros que hacía teniendo la mayor parte de los puertos de Londres bajo mi poder y sería para los chinos.

Solo espero que todo esto termine cuánto antes.