Violeta
El choque de las copas resonaba por todo el lugar, las voces de todas las personas al igual que las carcajadas que soltaban. Por todo el lugar había hombres con mujeres entre sus brazos platicando de negocios.
La mano de Vladimir estaba sobre mi cintura teniéndome pegada a su cuerpo, casi como si no quisiera que ningún hombre se me acercara o siquiera respirara el mismo aire que yo.
–Felicidades Violeta– me felicitó Dianer elevando su copa– ahora las cosas serán más rápidas y fáciles– comenzó en italiano.
–Despues hablaremos sobre eso– asentí igual elevando mi copa.
–Vale, vale, ahora tenemos que festejar– asintió caminando entre la gente y llegando a otro grupo de hombres.
–¿Qué fue lo que dijo?– preguntó Vladimir cerca de mi oído.
–Me estaba preguntando sobre algunos cargamentos pero le dije que después hablaríamos de eso– él asintió convencido de lo que le había dicho.
Unos pequeños toques sobre mi hombro me hicieron girar sobre mis zapatos para encontrarme con Steven, con un movimiento de cabeza me pidió que lo siguiera.
Me separé de Vladimir diciendo que tenía que ir con Steven y él asintió, me fui detrás del susodicho siguiéndolo por detrás. Salimos de la mansión hasta que sus pasos se detuvieron en medio del jardín principal.
Nos quedamos por algunos segundos en silencio, hasta que él giro sobre sus zapatos para verme a la cara.
–¿Qué haras ahora?– pregunto en italiano.
Sabía a qué se refería, y agradecía porque lo hablara en italiano porque no quería que Vladimir se acercara y escuchará está conversación.
–Me quedaré, mataré a Diana y dejara de ser un estorbo para poder ser feliz junto a Vladimir y asi nadie sabrá de lo que planeé– me cruce de brazos y sonreí a medias.
En menos de una semana todo estará arreglado para poder estar junto al hombre que amo.
–Al menos ya vas a sentar cabeza– dio un pequeño masaje en su tabique– entonces no debo de preparar el jet de regreso a Milán, ¿verdad?
–En efecto– asentí– después de tantos años tengo esa adrenalina de querer arriesgarme por un hombre, sentirme amada y poder amar sin tener miedo.
–Me gusta escuchar eso– sonrió a medias.
–Debo volver junto a él– asintió.
Gire sobre mis zapatos para volver dentro de la mansión, algunos invitados ya comenzaban a salir y en el camino me despedí de algunos, otros estaban hablando con Ivanov y se despedían de él con un apretón de mano.
Busque con la mirada a Vladimir por toda la sala, pero no lo encontré, camine hasta su despacho pero tampoco lo encontré, el último lugar que se me ocurrió fue su habitación.
Cuando mi mano estuvo sobre la perilla empecé a escuchar ruidos, se podían distinguir unos gemidos al igual que los gruñidos de Vladimir. Mi mano tembló sobre aquella perilla temiendo lo que me encontraría detrás de esa puerta.
Al abrirla fue la peor imagen que pude haber tenido en la vida, Diana estaba sobre Vladimir, los dos estaban desnudos follando en la cama donde yo había estado tan solo unas horas atrás.
Él se aferraba a su cuerpo mientras tenía sumergido su rostro entre sus pechos y ella echaba la cabeza para atrás.
Retire de golpe la lágrima que apenas comenzaba a caer por mi mejilla, cerré la puerta detrás de mi sin que ellos se percataran de que los había visto.
ESTÁS LEYENDO
Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)
De TodoSiempre me habían dicho que el amor puede surgir en cualquier lugar, pero.. ¿También puede surgir en dos egocéntricos que no quieren que nadie esté por encima de ellos? Tienes que descubrirlo en un mundo lleno de traiciones, amor y sobre todo... Pas...