Capitulo 11

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Violeta

–¿De verdad quieres hacer esto?– Steven elevó una ceja con su rostro inexpresivo.

–Solo así solucionare la mayoría de mis problemas, quiero que todo esté preparado para está misma tarde– deje que mi espalda se recargara sobre el respaldo de la silla.

–¿No crees que él quiera tomar venganza después?– se cruzó de brazos.

–Que solo intente ponerme un dedo encima y terminara muerto.

–Ire a preparar a tus hombres– se levantó de la silla resignado a no hacerme cambiar de opinión.

Antes de que saliera de mi despacho me miró recorriendome con la mirada y no supe descifrar su expresión. Quizás fue miedo u otra cosa.

Esta noche iría a la mansión de Vladimir, comenzaría a seducirlo y mentirle que solo arme todo eso para ir a pedirle una cita en uno de los restaurantes más lujosos de Londres.

Al menos eso Diana me había sugerido que hiciera, al igual que me dijo que me pusiera un vestido ajustado que definiera aún más mis curvas y con un color que sobresaltara mi tono de piel al igual que mi cabello. En lo único que no le haría caso es en el maquillaje, nunca me ha gustado usarlo a menos de que sea una ocasión especial.

Mi lapso para enamorar a Vladimir es de dos meses, si en ese tiempo no consigo que se rinda y me entregué el dominio completo de Londres tendré que usar el plan B, que es matarlo y desaparecerlo para que así nadie pregunté por su existencia. Además de que podría aprovechar para quedarme con su territorio y lo que le pertenece.

Quizás no sea una mala idea el plan B. Así mataría dos pájaros de un solo tiro.

En cuanto termine con todo lo que tengo planeado con Vladimir lo haré caer de las nubes, le haré saber que nadie querría estar con un hombre que solo juega con las mujeres, que es solo un patán queriendo jugar al mujeriego y que por enamorarse termino perdiendo todo.

–Hermanita, ¿estás ocupada?– Dario entro en mi despacho como si se tratara de un niño pequeño– necesito pedirte un favor.

–¿Otro?– enarque una ceja– está vez te costará mucho.

Me urgía que se fueran de mi mansión, mis amigas hace unos días se habían ido pero el par de copias aún no, ya llevaban casi dos semanas cerca de mi y no podía soportar un día más el comportamiento de Dario.

–¿Cuánto quieres?– se sentó en la silla frente al escritorio.

–Que mañana mismo se vayan de mi casa– me estorban aquí.

–Que directa– alzo las cejas– convenceré a Matteo de que nos vayamos si es posible está misma tarde.

–¿Qué es lo que quieres? Me estás haciendo perder mi tiempo.

–Necesito que me consigas cinco toneladas de hachis– murmuró en tono muy bajo– la embarcación la perdí porque se me olvido estar al pendiente y unos gilipollas me la robaron, Matteo no se puede enterar de nada o seré hombre muerto.

–¿Para cuando la quieres?– solté un bufido.

De seguro olvidó estar supervisando aquel cargamento por sus malditas fiestas y borracheras, es él quien siempre se encarga de las rutas y es Matteo quien la divide entre todos sus compradores y pone los precios.

No puedo negarlo, son un gran equipo. Excepto cuando para Dario es más importante sus fiestas y las mujeres que los cargamentos.

–Si es posible para está misma tarde– se encogió en su lugar como cachorro regañado.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora