Capitulo 30

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Vladimir

–Señor– uno de mis hombres me tocó el hombro haciendo que girará sobre mis zapatos y perdiera de mi vista a mi emperatriz quien estaba saliendo de la mansión– la señorita Diana está en su habitación y dice que no saldrá hasta que usted vaya a hablar con ella.

Maldecí por lo bajo pasando una mano por mi cabello, deje la copa que tenía en mi mano sobre una de las mesas y comencé a caminar hasta el segundo piso.

Antes de empezar a subir por las escaleras vi el cuerpo de mi emperatriz caminando detrás de el de Steven. Gire sobre mis zapatos y camine hasta que llegue a mi habitación, gire el pomo de la puerta y me adentre en la habitación.

Me encontré con el cuerpo de Diana quien está mirando por el ventanal con una copa entre su mano, le dio un pequeño sorbo y después volteo a verme.

–¿Qué haces aquí?– cerré la puerta detrás de mi– sabes perfectamente que no puedes entrar aquí sin mi consentimiento.

Ella tomó otra copa que estaba sobre la mesa de centro y camino hasta estar frente a mi, me la tendió y la acepte entrecerrando los ojos.

–Hagamos un brindis– elevó un poco la copa– porque por fin todo ha terminado– una pequeña sonrisa se asomo en la comisura de sus labios.

–¿De que hablas?– frunci el entrecejo.

–Estoy diciendo que con este brindis te digo un definitivo adiós– soltó un suspiro– mi amor por ti ha terminado Vladimir, definitivamente.

–¿Volverás a Rusia?

–Si– asintió– pero antes quiero que bebamos está copa de vino como una despedida.

Choco su copa con la mía haciendolas resonar por toda la habitación, ella comenzó a beber todo el contenido de la copa y seguido lo hice yo.

Estuvimos unos pocos minutos platicando sobre lo que haría cuando regresará a Rusia, ya no trabajaría en definitiva para mí, quería encontrar a alguien que si la amara y formar una familia como siempre lo había soñado.

Estuve a tan solo segundos de decirle la locura que en unos cuantos días cometería, le pediría a Violeta que fuera mi novia y tan solo dos semanas después le propondría ser mi esposa porque estoy seguro que ella es la mujer de mi vida.

Mi cabeza comenzó a sentir unas cuantas punzadas, apreté las sienes de mi cabeza y solté un pequeño quejido.

–¿Estas bien?– preguntó Diana posando una de sus manos sobre mi hombro.

Volte a verla y me encontré con los dos iris azules de mi Violeta, sus labios rojizos y aquel hermoso rostro que me volvía loco. Y sin pensarlo dos veces me abalancé hacia sus labios devorandolos.

Esa noche la folle tanto como quise hasta que nuestros cuerpos cayeron rendidos en nuestra cama.

–Te amo Violeta– le susurré en el oído antes de quedarme dormido.

___

Deje que mi cuerpo se recargara sobre el umbral de la puerta mientras trataba de que el dolor de cabeza se me pasara y pudiera estar mejor.

Tenía que explicarle a mi Violeta porque estaba Diana en nuestra cama, convencerla hasta que me cansará que ella me drogo y pensé que era ella quien estaba entre mis brazos.

Cuando eleve el rostro me encontré con aquellos dos ojos que me miraban con decepción y asco, me recorrió con la mirada y eso me hizo saber que convencerla no sería tan fácil.

–Mi emperatriz, ¿Viste...?– deje la frase en el aire.

Porque en este momento hasta yo mismo me daba asco por haber caído en la trampa de Diana.

–Si, Vladimir– asintió con una media sonrisa– lo vi todo.

–Yo te puedo explicar, Diana...– intente hablar de lo ocurrido pero ella me interrumpió.

–No tienes nada que explicar– se puso en pie y cruzó los brazos por encima de su pecho– tu y yo nunca tuvimos una etiqueta, solamente follabamos, yo era algo así como tu puta personal, ¿no?– ladeó la cabeza.

–No, no Violeta, tu eres mi...– me volvió a interrumpir antes de poder decirle que ella era mi mundo entero.

–Eso ya no importa– negó unas cuantas veces– porque de ahora en adelante solo tendrás a Diana.

–¿De que hablas?

–Tu fuiste parte de mi plan– soltó una pequeña risa.

–No comprendo.

Mis pasos eran vagos, hasta que mi cuerpo quedó frente al suyo, algo cambio en ella, la forma en que me miró y pude notar en su aroma un poco de olor a menta. Todo su cuerpo olía a alcohol y hasta puedo jurar que a tabaco.

–De verdad que eres estúpido por nunca darte cuenta, mi plan consistía en enamorarte aunque al final no se si me amaste porque si lo hubiera hecho nunca te hubieras follado a Diana en la misma cama donde tu y yo dormimos durante semanas– abrí la boca para poder decirle algo pero ella me interrumpió.

–Todo esto lo hice solamente para conseguir algo que desde un principio debió de ser mío.

–Londres– afirme y fue cuando todo tuvo sentido.

La forma en que de un día para otro su comportamiento conmigo cambio, el como me seducía cada vez que nos encontrábamos y seguramente todo lo hizo por parte de su plan.

–¿Nunca me amaste?– y decir aquello me dolía porque yo de verdad la amo con toda el alma.

–¿Cómo es que se debe amar a un hombre que el primer par de piernas que pasa frente a él en lo primero que piensa es en meter su polla?¿Cómo se debe amar a un hombre que ha tenido más mujeres en su cama que cualquier otra cosa?¿Cómo se debe amar a un hombre que nunca ha sabido el significado de la palabra amor?

»–No puedo creer que nunca te hayas dado cuenta que para mí primero está el negocio y muy por último el amor, aunque pensándolo mejor, yo nunca creí en esas tonterías.

Las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas, incluso pude escuchar el crujido de mi corazón rompiéndose en mil pedazos, porque la forma en que veía a Violeta se había caído y ya no la veía como siempre.

Sino como el maldito monstruo que ocultaba detras de toda esa belleza.

Era un monstruo que no se tentaba el corazón para conseguir lo que quería, y creo que mire muy tarde cuál era el verdadero rostro de Violeta.

–Vete de mi casa en este mismo momento– mi vista se empezó a nublar por todas las lágrimas– ¡Que te vayas!¿Acaso no escuchas?– di un paso al frente pero ella no retrocedió, ni siquiera se intimidó solo me recorrió con la mirada junto con aquella media sonrisa que me estaba matando– ¡No quiero volver a verte en toda mi vida!

–No te preocupes, no volverás a verme, ya obtuve lo que quería de ti.

Paso por un lado mío para poder salir de mi mansión, volví las manos puños para evitar ir tras ella y suplicarle que me dijera que todo esto era una mentira y que solo estaba celosa por haberme encontrado en la cama con Diana.

Y muy dentro de mi seguía sintiendo aquella necesidad de decirle lo que realmente sucedió con esa perra de Diana.

Cuando escuché como la puerta principal de la mansión se cerró, fue cuando lo supe...

Todo era verdad y ella nunca me amo tanto como yo lo hago.


Todo era verdad y ella nunca me amo tanto como yo lo hago

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Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora