Violeta
El coche se estacionó frente a la mansión de Vladimir, deje salir un largo suspiro cuando intenté abrir la puerta del coche, pero la pregunta de Steven hizo que me detuviera antes de salir.
–¿Qué fue lo que hablaste con tus padres?– su vista estaba al frente y yo hice lo mismo para evitar mirarlo a la cara.
–Nada importante.
–Pues para ser nada importante créeme que te afecto, no has pronunciación una sola palabra desde que salimos del hotel.
–Ya te dije que no fue nada– solté un bufido– mejor en vez de estar preguntando estupideces averigua como van mis abogados con respecto a mis cuentas bancarias, me urge poder tener mi dinero.
–Si jefa– fue su última palabra.
Pude notar como su mandíbula se tensaba y la mirada la tenía al frente con aquel enojo marcando un ceño fruncido entre sus cejas. Pero por el momento lo que menos quiero es pedir una disculpa cuando fue su culpa seguir insistiendo en un tema que ya dije que estaba por sentado.
Entre en la mansión cerrando la puerta detrás de mi y quedándome recargada en ella durante unos largos segundos, mi paz mental duro muy poco ya que el sonido de unos tacones fue el que me interrumpió.
Al abrir los ojos me encontré con la cabellera obscura de Diana, tenía entre sus brazos algunas carpetas, eso no me enojaba sino el hecho de que trajera un vestido que le llegaba por encima de las rodillas, un escote que pronunciaba de más sus senos, el vestido era de tirantes muy finos y delgados.
Esta hija de puta no sabe respetar los tratos.
–¿Qué haces aquí Diana?– pregunté cruzandome de brazos.
–Por si se te olvida yo trabajo aquí– sonrió con suficiencia.
Quise ir hacia ella y ahorcarla con mis propias manos hasta dejarla sin un solo suspiro, ver cómo su rostro se ponía morado por la falta de aire y sus ojos comenzaban a saltarse.
Pero me tenía que contener, podría entrar alguien en la mansión y seguramente Diana escupiria todo nuestro trato.
–¿Dónde está Vladimir?– enarque una ceja.
–Salio hace como dos horas– asintió dejando las carpetas sobre uno de los estantes cercanos– escuché que la policía te está buscando y están ofreciendo una gran recompensa por quién te entregué a las autoridades.
–Para que veas la importancia que tengo– lade la cabeza con una sonrisa en el rostro.
–Supongo que te quedarás aquí en la mansión durante un largo tiempo– apretó la mandíbula tanto que hasta se le podían marcar los dientes– bueno, al menos hasta que se cumpla tu plazo, solo te quedan unas cuantas semanas o sino yo hablaré.
–Mira estúpida, yo puedo alargar el plazo, puedo hacerlo reducir y si es posible en este mismo momento termino con todo esto– comencé a caminar hasta donde ella estaba quedando cara a cara– pero si tú llegas a abrir la boca yo te corto la lengua y are que te la comas.
–No me das miedo– murmuró por lo bajo.
–Pues que mal lo interpreta tu cuerpo, porque en este mismo momento las manos te tiemblan.
Sus verdosos ojos estaban sobre los míos, aquello fue como una competencia de ver quién bajaba primero la mirada y quién lo hiciera perdería por completo.
Diana se quería hacer la valiente, entrar en el hogar de los tiburones sin siquiera saber nadar, y al final terminaría siendo devorada y sin que nadie la salvará. Haría que ella se quedará completamente sola y sin que nadie quisiera estar a su lado.
ESTÁS LEYENDO
Dominio oscuro: La pasión encadenada (Completa ✓)
De TodoSiempre me habían dicho que el amor puede surgir en cualquier lugar, pero.. ¿También puede surgir en dos egocéntricos que no quieren que nadie esté por encima de ellos? Tienes que descubrirlo en un mundo lleno de traiciones, amor y sobre todo... Pas...