THIRTY-FIVE

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APOLOGIES

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MARGARET

Sneed había llegado a casa para hacerle exámenes a Belle. Parecía como si madre había pensado un poco en mis palabras y terminó por hablarle a el en lugar de el mejor doctor.

Yo me encontraba con los brazos cruzados en la puerta de la habitación de Belle, esperando a que los chequeos terminaran para poder hablar con el hombre. Minutos después, el tomó sus cosas y se acercó a la salida. Si no fuera porque yo tapaba el espacio, el se había ido sin decir ningún adiós.

—Sabes que es, ¿verdad? —cerré la puerta para que mi hermana descansara.

Sneed carraspeó e intentó no mirarme a los ojos.

—Son buenas noticias. Tiene una ulcera que puede tratarse —sonrió, pero su inseguridad era demasiado notoria. O al menos, para mí.

Cuando intentó poner su mano en mi hombro, me alejé bruscamente.

—Son tonterías. Sabes que tiene un bulto en expansión y un soplo. ¡Sabes que está mal, Sneed! —hablé en voz baja y furiosa para que nadie nos escuchara.

El pelinegro abrió al boca para hablar, pero la cerró en seguida.

—¿Por qué estás actuando como un cobarde...?

—Aunque fuera eso que tu dices, no hay nada que pueda hacer. Lo siento.

—Tu no —lo tomé del brazo antes de que se marchara —. Jack sí. Pero necesitamos que lo hables con mi madre para que acepte, para que entienda de una vez por todas que mi hermana está muy mal... —ignoré el hecho de que mis ojos comenzaban a cristalizarse —. Por favor...

El volvió a negar, haciendo que todas mis esperanzas de que nos ayudara se fueran directo por un vacío.

—Lo siento.

𝐌𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐄𝐓 -THE ARTFUL DODGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora