Jack conoció a Margaret en una noche cálida, llena de música y festejos. Sin saber que sería ahora su única razón de no ir a prisión.
Portada creada por: xElsyLight
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TAKE HIS HAND AND ACCOMPANY HIM TO THE NEXT LIFE.
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El día fue tranquilo para Margaret. Había estado practicando junto a su hermana y Hetty, quien las ayudó en todo momento. La mujer al tener tanta paciencia como Margaret, pudieron llevarse muy bien. También hablaba con Belle, pero ella tenía otro modo un poco brusco de ver las cosas.
Agradecían el hecho de que no hayan tenido tantas personas heridas ese día. Cuidaron a los enfermos, Margaret se hizo cargo de Tinkler, el amigo del profesor que seguía sin despertar. Comenzaba a preocuparse por eso.
—Terminé de limpiar la parte trasera del hospital —anunció su hermana detrás de ella. Venía con una mano en su espalda y haciendo una mueca de dolor. Tal vez el comienzo no era lo suyo.
—¿Crees que el señor despierte? —preguntó la pelinegra, ignorando lo que anteriormente dijo su hermana —. ¿Crees que de verdad lo ayudamos? —murmuró.
—Estoy segura que estará bien —dijo en un tono mas alto que Margaret. Fue un tono seguro —. No hay de que preocuparse, Margaret. —posicionó una mano en su hombro.
La menor le sonrió, pero dejó de hacerlo al escuchar un ruido proveniente de la puerta del quirófano. Hetty salía de este, con pequeñas manchas de sangre en su uniforme, lo que no era una sorpresa.
Margaret se acercó a ella junto a Belle. Las dos sabían que tuvieron que hacer una operación, por eso la morena dejó de enseñarles cosas. Quisieron entrar al quirófano, pero no las dejaron. Sin Jack Dawkins era difícil conseguir que esa regla se rompiera.
—Todo está bien. La señora Elodie ha sido fuerte —comentó al verlas. Margaret estuvo preocupada en ese rato, ya que los gritos de la pobre mujer eran devastadores. La pelinegra sintió lastima, y pensó que no hubiera sentido dolor si tan solo usaban éter.
—¿El profesor la operó? —cuestionó Margaret con preocupación. No quería hablar mal de ese mayor, era inteligente y estaba segura que era un buen doctor.
Pero cuando era joven, porque ahora no tenía rastro de serlo.
Cuando Hetty iba a negar, el Doctor Sneed salió de ese lugar. Se subía las mangas de su camiseta con superioridad, sin notar que las tres chicas estaban en frente.