Jack conoció a Margaret en una noche cálida, llena de música y festejos. Sin saber que sería ahora su única razón de no ir a prisión.
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I'M SORRY, MORGAN
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JACK DAWKINS
No pude dejar de sobrepensar todo el día desde que Margaret se fue. Me hubiera encantado que se quedara más tiempo para pedirle una sincera disculpa por tal idiotez.
No merecía a Margaret.
—¿Sigues desganado? —cuestionó Fagin mientras yo me cambiaba de mala gana.
—No.
El rio.
—No se miraba molesta, si eso te ayuda —comentó, limpiando sus lentes.
—El problema es que Margaret nunca está molesta —suspiré con frustración.
Eran pocas veces que veía a Margaret muy molesta. Y en casi todas ellas, estaba metido yo. Excepto cuando le pegó a Gaines, que desde ahí no dejo de soñar con ella.
Todos estos días he soñado con su largo cabello suave, con su voz tranquilizadora, con todo de ella.
Lastima que ni en mis sueños puedo volver a sentir sus labios sobre los míos.
Fagin y yo nos giramos hacia la ventana cuando comenzó a llover. Apenas podía ver las gotas por la oscuridad, ya que ni siquiera la luna parecía haber querido salir esa noche.
—Espero que Tim y Red ya estén escondidos en alguna parte —volvió a hablar Fagin. Yo asentí de acuerdo.
—Anda, ya duérmete. No quiero soportarte más tiempo —le dije una vez que ya estaba cambiado para ir a la cama.
—Que manera de tratar a tu padre —soltó una risa ronca.
—Qué no eres mi padre, Fagin —le escupí, sentándome en la cama —. Ya deja de decir esas cosas.
