Capítulo 9

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ASHER

No podía dejar de darle vueltas al asunto, a la apuesta que los chicos y yo habíamos aceptado y me seguía pareciendo que había perdido la cabeza. Debía retractarme, pero hacerlo significaba perder mi orgullo de cierto modo y Tobías iba a disfrutarlo.

Dios, sabía que beber era una mala idea porque me hacía cometer cosas descabelladas como seguirles el juego a mis amigos sin pensar tanto las cosas.

Por otra parte, realmente estaba considerándome las posibilidades con Skye.

Era una chica guapa y estaba seguro de que no era tan pesada como les había dicho a los chicos. Sabía que la había juzgado mal pero no podía evitar hacerlo.

Fui al taller mecánico del amigo de Dan, quien me comentó que el daño en mi auto no era tan grave y estaría listo en un par de horas ya que tenía otros autos que terminar primero, acepté con sus condiciones y me pedí un uber para ir al refugio de animales donde solía apoyar. El señor Hartmann me ofreció una sonrisa al verme y Jenna agitó una mano en el aire como saludo desde detrás del mostrador.

─Llegas tarde de nuevo ─habló.

─Lo siento, Albert ─dije su nombre de pila en vez de su apellido como acostumbraba, Albert sonrió cuando llegué al mostrador y al pasar a mi lado me dio dos palmaditas en el hombro.

─Sígueme hay que cambiarles el agua a todos ─se refirió a los perritos que manteníamos en el refugio. Lo seguí hacia el final del pasillo para ir a la habitación donde manteníamos a los perros que aun no habían sido adoptados.

El último perro que habíamos rescatado era un Golden Retriever pequeño, tenía un mes aproximadamente y lo habíamos encontrado en la calle, era demasiado tierno desde mi punto de vista y aun lo manteníamos en una jaula distinta a los demás, demasiado amplia y aunque lo quisimos poner junto a otros perritos que eran igual de chicos que él, prefería estar solo.

─¿Cómo estás, amigo? ─Le pregunté cuando me arrodillé frente a su jaula, estaba al fondo, pegado a la pared y en cuanto me vio, se acercó a mí agitando su colita y sacando la lengua, me gustaba creer que me extrañaba─. Hola guapo, ¿cómo estás? ¿Tienes hambre?

Comencé a acariciarlo y eso lo alegró demasiado, abrí la jaula y dejé que saliera, me senté con las piernas cruzadas y él se subió en mí para darme un par de lengüetazos en el rostro.

─Yo también te extrañé.

Le dije con una sonrisa en la boca y le rasqué las orejas.

Después de darle un poquito de cariño, le cambié el agua y al resto de los perros también, cosa que me tomó bastante tiempo porque me entretuve con ellos haciéndoles un par de cariños, estaba convencido de que necesitaban un poco de amor estando aquí solos.

No me olvidé de darles comida y después de salir de allí fui hacia donde Jenna quien parecía bastante ocupada con el trabajo.

─Hola.

La saludé, ella me dio una sonrisa.

─¿Qué tal el partido de anoche? ─Me preguntó, aunque no siempre ella y Albert asistían a mis partidos, lo hacían de vez en cuando y podía decir que estaban orgullosos de mi ganara o perdiera, sabían que el hockey era muy importante para mí.

─Genial, ganamos.

─¡Eso es maravilloso! ¡Felicidades!

Victorio con orgullo.

─Sí, fue un gran partido.

─¿Hiciste algo después del partido?

Ella sabía que rara vez aceptaba andar de fiesta después de cada partido, pero de vez en cuando lo hacía.

Hermosa ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora