SKYE
Seguía creyendo que asistir a la fiesta después del partido de hockey era una mala idea, primero porque la fiesta se celebraba en una de las casas de las fraternidades y en segundo porque el resto del equipo de hockey estaría allí y sabía que eso incomodaba a mi hermano. Pero una parte de mi quería asistir a la fiesta solo para darle la contraria a Asher, ¿por qué? Bueno, yo diría que no me caía bien.
Ambos habíamos iniciado con el pie izquierdo, estaba claro.
—Luces nerviosa —mencionó Tayla cuando me tomaba por el brazo y se apegaba a mí.
Puse una mueca en los labios, ya había pasado mucho tiempo desde la última fiesta a la que asistía en las casas de las fraternidades, por lo general, las fiestas en las fraternidades eran extremas y prefería evitarlas.
─No es nada ─negué, intentando restarle importancia. Tayla intentó ofrecerme una sonrisa que respondí de vuelta y las dos nos animamos a entrar a la casa frente a nosotros.
─¡Chicas! ─Fue Owen quien nos recibió y se acerco a nosotras a darnos un rápido abrazo─. Me alegro de que hayan venido.
Dijo, aunque creo que era obvio que íbamos a asistir, Owen pudo llegar a pensar que nos habíamos arrepentido ya que sabía que yo no estaba muy convencida de asistir.
─Fue difícil de convencerla, pero estamos aquí ─le aseguró Tayla a Owen quien ensanchó su sonrisa.
─Oh Skye, te divertirás, tenlo por seguro ─dijo acercándose a mi lado para que pudiera escucharlo por encima de toda la música─. Además, los chicos del equipo no son tan malos como parecen.
Se rio con esto último y yo me limité a sonreírle. Estaba segura de que no todos los chicos del equipo eran malos, en realidad, tenían una vibra agradable a diferencia de otros compañeros en equipos pasados de los que había estado mi hermano, pero yo siempre había mantenido mis distancias con sus amigos.
Tayla le cambió el tema a Owen tan pronto como pudo y los dos se enfrascaron en una conversación que me hizo sentir fuera de lugar y consideré que lo mejor era alejarme de ellos.
─Iré por alguna bebida ─grité para que pudieran escucharme, pero no estaba segura de que lo habían hecho a pesar de que asintieron y dejaron que me marchara. No me importaba alejarme de ellos porque me estaba comenzando a sentir como el mal tercio quedándome a su lado.
Por suerte, en la cocina no había muchas personas, en realidad había un par de chicos bebiendo y conversando allí, ignoraron mi presencia y me sentí aliviada de ello porque no estaba de ánimos para entablar una conversación con nadie.
Como al día siguiente era sábado y no tendría que trabajar en el restaurant en el que trabajaba hasta las tres de la tarde, pensé en que tomarme un par de cervezas no iba a afectarme, al menos no planeaba quedar borracha.
Tomé una cerveza y la abrí para después darle un gran trago y me recargué en uno de los muebles de la alacena con la vista perdida mientras bebía.
No me consideraba una persona sociable y tampoco diría que antisocial porque en ocasiones sí que me esforzaba por iniciar conversaciones y tratar de encajar en algunos lugares a los que solía frecuentar, sin embargo, no siempre estaba en mí ser sociable y hoy era una de esas noches en las que no me apetecía estar con el resto.
En realidad, había aceptado venir porque quería darle la contra a mi nuevo compañero de piso.
─Hola ─dijo alguien a pocos metros de distancia míos, le ofrecí una tímida sonrisa cuando él me ofreció una y se aproximó a mí─. Soy Clay, juego en el equipo de hockey.
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Hermosa Apuesta
Teen FictionAsher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel. Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la ch...