Hope estaba despierta, pero no quería abrir los ojos, respiro profundamente tratando de no hacer rumor para no despertar a Cedric. Ese día se tenía que marchar había pospuso demasiado su despartida y no podía continuar a dejar sus responsabilidades a un lado. Le harían falta esos momentos con Cedric, nunca le había hecho falta alguien o algo desde hacía mucho tiempo.
Se dio la vuelta para poder mirarlo. Era tan bellos, estaba profundamente dormido, se veía tan joven que daba miedo, una de las causas que la asustaban era lo inmaduro que era Cedric.
Ella no se explicaba cómo la compañía que le dejo su abuelo había llegado tan alto después de su muerte y no es en ruina con su comportamiento inmaduro, pero de otra parte ella también cuando era con él era una inmadura.
Los ojos de Cedric hacían movimiento como si estuviera soñando. A ella le gustaba la forma de ellos, su nariz fina era perfecta, su quijada cuadrada, su masculinidad, le estaba creciendo la barba, hacía unos graciosos rumores con la boca que ella adoraba.
No sabía cómo iba hacer toda una semana sin verlo. Respiró otra vez profundamente, pero esta vez le llego con una especie de nudo en la garganta que nunca había probado o eso creía, no se lo recordaba. Esa fue una mala idea, no debió quedarse con él todo ese tiempo, ahora se había apegado tanto a él que no quería separarse de él ni por un segundo.
Pasó un dedo por sus cejas y luego acarició las mejillas. No podía evitarlo, se acercó a sus labios y le robó un beso, él seguía dormido.
De repente le llegó una idea en su mente rebelde. Levantó la sabana un poco, vio su miembro que dormía plácidamente como él y la extrañó verlo así, estaba tan acostumbrada a que tuviera una erección constante que era una cosa nueva ver su miembro mórbido.
Hope comenzó lo que ella llamaba su travesura. Beso su panza plana y bien dura por el ejercicio continuo que él hacía, le pasó la lengua suavemente de arriba para abajo, metió la lengua dentro de su ombligo y vio cómo su polla iniciaba a dar saltitos, mordió la panza y escucho un gruñido, continuó su recorrido mordiendo su vientre hasta llegar a su pubis, sintió su miembro batirle en la cara.
Cedric gimió y metió sus manos en la cabeza de Hope, empujándola un poco haciéndole entender que quería que lo tomará en la boca, pero ella no le hizo caso y continuo con su divertimiento mordiendo y chupando su vientre hasta el pubis, luego bajó a sus muslos, los lamios, los mordió y los chupo en el interior de cada uno.
Cedric movía la pelvi para arriba. Hope podía sentir el aroma de sus bolas y el calor que salían de ellas. Cedric gruñía como un animal enjaulado. Hope sentía su desesperación en sus movimientos y en sus gruñidos, pero aún no se lo había dicho a voz alta. Hope tomó las bolas en la boca y las chupó bien una a una.
-Hope, mételo en la boca- Cedric estaba jadeando, pero ella aun no lo pensaba contentar y continuo con su juego. Se sentía poderosa en esos momentos y no quería dejar perder esa sensación, pero sabía que debía sacarlo de su miseria tarde o temprano.
Se dedico a sus bolas, él flexionaba las caderas con desesperación mientras ella levantaba el saco que contenía sus preciosas bolas y paso la lengua por debajo de él hasta llegar cerca de su asno, continuo hacer eso por un poco y Cedric gemía más fuerte, estaba casi gritando.
Hope se concentró en darle el mayor placer antes de irse, quería que mientras ella no este se recordará de ella cada instante del día y que la soñará en la noche, quería que sintiera el vació de su ausencia fin dentro de los huesos.
Hope amaba darle placer, le gusta succionarle el pene, adoraba sentirlo gritar y suplicar que su boca le diera placer, verlo perder el control la llenaba de gozo, le gustaba ver como su pene cambiaba color del rosado a violáceo, por querer más de ella, las venas en su pene la fascinaban y cuando llegaba al orgasmo en su boca y podía saborear cada gota de su placer era como si también ella llegaba al orgasmo.

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DANZA MORTAL
RomanceHope Cooper, llamada por quienes las conocían Dance, había perdido su madre al nacer y su padre cuando era tan solo una niña de 8 años. Esta circunstancia la habían dejado sin ninguna pariente, pero un querido amigo de su padre se hizo cargo de ella...