Capítulo 20: Rubia (Parte 1)

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Tyler

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Tyler

Un día y medio.

Treinta y seis horas.

Dos mil ciento sesenta minutos.

Ciento veintinueve mil seiscientos segundos.

Ese es el tiempo que mi esposa ha estado desaparecida.

En cuanto sentí la herida formarse en mi abdomen sabía que algo andaba mal y confirmé mis sospechas de la peor manera, cuando vi a la perra traicionera de Ashley salir de la casa de mis suegros con una daga goteando sangre. La sangre de mi Abby.

Un imbécil venía detrás de ella, cargando el cuerpo inconsciente de mi esposa entre sus brazos, ¿pero quién mierda se creía para poner al menos un dedo sobre ella?

Mis manos ardían por tomar su cuello y arrancarle la cabeza del cuerpo, pero solo fui capaz de dar un paso cuando ya habían desaparecido. Se esfumaron en tan solo un segundo, llevándose consigo la única persona capaz de mantenerme cuerdo en medio de toda esta locura.

Ninguno de los guardaespaldas eran capaces de hacer algo, todos estaban bajo un hechizo que impedía su movilidad, a excepción de los de Kendall quienes tenían heridas similares a la mía y de las cuales supuraban grandes cantidades de acónito amarillo.

La fiesta de las gemelas no duró más que un par de horas, aún cuando intentamos mantener la situación bajo control para que el miedo no se expandiera entre la multitud que había asistido, solo fue cuestión de minutos para que la ausencia de Abby se notara.

Erick estaba tan estupefacto como yo, ¿cómo mierda habían sido capaces de entrar a la manada y llevársela? ¿a la fortaleza Moore? ¿con quién creían que se estaban metiendo?

En cuanto estuve seguro de que todos estaban a salvo en sus casas, impuse el toque de queda, nadie que no sea necesario saldrá de su casa hasta nuevo aviso. Desde entonces, no he pegado un ojo. Las ojeras brillan en mis pómulos, testigos del cansancio en mi cuerpo pero la cama se siente vacía y helada sin ella y no soy capaz de pegar un ojo al imaginarme lo que deben estarle haciendo.

Intento lo más que puedo no mirar los moretones en mi torso, siendo el peor de todos el que se encuentra en mi costado. Es difícil respirar con la costilla rota, pero ignoro todo, porque sé que ella lo está pasando peor. La impotencia de no tener ninguna pista me ha carcomido por horas, Abby es fuerte. Una guerrera. Sé que puede con todo esto y más, pero eso no significa que sea indestructible.

Gruño, lanzando al bote de basura los algodones llenos de sangre que he usado para limpiar la herida, junto con las vendas viejas. Desde que apareció he tenido que cambiar los vendajes cada par de horas si no quiero terminar con la camiseta manchada de sangre. Mi madre y Violet prácticamente me rogaron que fuera con un médico para que la suturara cuando vieron la gravedad del asunto, pero el dolor y la sangre son el oscuro recordatorio de que ella sigue con vida, que está en alguna parte resistiendo todo el daño que le están haciendo para poder volver a casa, para poder volver junto a mí.

La Alfa (Saga Alfas #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora