Capítulo 32: Ruptura

120 11 22
                                    

Despertar en el hospital comienza a volverse una costumbre, por lo que no me sorprendo cuando abro los ojos y observo la espantosa lámpara de la habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Despertar en el hospital comienza a volverse una costumbre, por lo que no me sorprendo cuando abro los ojos y observo la espantosa lámpara de la habitación. Me remuevo en la cama y lleva una mano a mi frente. La cabeza me va a explotar.

—Qué bueno que despertaste, ¿te sientes mejor?

Con precaución, mamá se acerca a la cama y me retira los mechones que se me han pegado a la frente.

—Sí, solo me duele la cabeza. ¿Qué pasó?

Conectado a mi brazo se encuentra un tubo de plástico que pasa un líquido transparente por la vena.

—Sangrabas mucho por la nariz y te desmayaste. Me asustaste mucho.

—Es mi nuevo pasatiempo —intento bromear—. Lo lamento, no quise asustarte. ¿Dónde está Tyler?

Mamá se pone nerviosa, huyéndole a mi mirada. Me siento en la cama con el miedo que me brota desde el pecho y llegando a cada rincón de mi cuerpo.

—Mamá, ¿qué está pasando?

—Tyler y Erick están con Travis. Chloe quiere denunciarte y están intentando convencerla para que no lo haga.

De golpe, todos los recuerdos me llegan y la habitación comienza a dar vueltas. Miro mis uñas manchadas con la sangre de Chloe y el monitor cardíaco está por dejarme sorda cuando marca el tren a todo vapor en que se ha convertido mi corazón.

—No, no... Tienen que detenerla mamá —sollozo, luchando por respirar—. Si lo hace nunca podremos a adoptar a Ariel. Ella...

La puerta de la habitación se abre de golpe y un par de enfermeras entran.

—Luna, necesitamos que se calme. —Es Karla—. Es solo una crisis nerviosa, ya sabe cómo es esto.

—Yo... no puedo respirar.

—Adminístrale una dosis de Diazepam —le ordena a la otra enfermera—. Luna, míreme, todo está bien.

—¿Qué le están haciendo? ¿Qué es eso? —La voz quebrada de mamá me rompe el corazón.

—Solo es algo que ayudará a la Luna a relajarse.

La enfermera me coloca el tranquilizante y la habitación comienza a sentirse como una nube. El sonido del monitor cardiaco se ralentiza.

Mamá se acerca de nuevo cuando las enfermera se hacen a un lado y me escanea, con la preocupación brillando en sus ojos azules.

—Nena, ¿qué fue todo eso?

—Está bien, mamá. No pasa nada.

—El doctor Mallard vendrá a verla en un momento —anuncia Karla y yo asiento.

—Gracias.

Ambas enfermeras asientes y se van, dejándonos solas.

—¿Desde cuándo?

La Alfa (Saga Alfas #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora