Tercera parte de "Viviendo con los Alfas" y "La Hija de los Alfas" las cuales se encuentran completas en mi perfil. Te recomiendo leerlas para que entiendas los sucesos de este libro.
Por dieciocho años, he sido Abigail Moore, la hija del alfa, la...
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No soy capaz de pegar un ojo en toda la noche, cada vez que intentaba dormir gritos desesperados retumbaban dentro de mi cabeza, manteniéndome alerta.
Agradezco al universo cuando los primeros rayos de sol comienzan a colarse por la ventana y me levanto de la cama, sin dejar que el despertador suene.
Una hora después, tras una ducha medio reparadora y tres capas de corrector en mi especie de intento de cubrir los estragos del cansancio en mi rostro, salgo del closet enfundada en unas pantimedias negras y una falda de cuadros que me llega un par de centímetros sobre las rodillas, a juego con las medias. Termino el outfit con un suéter cuello de tortuga de color blanco y un par de botines negros.
—¿Lista? —me pregunta Tyler cuando me ve y yo asiento, acercándome a él para darle un beso—. Estás hermosa, igual que siempre.
—Y tu igual de guapo —le sonrío, tomando la taza de café que me tiende—. Gracias, lo necesitaba.
Esta vez es Tyler quien me besa y lo sigo al closet, en donde se coloca una camisa de botones color vinotinto que le sienta de maravilla, un pantalón de vestir negro y zapatos del mismo color. Se perfuma y peina su cabello con los dedos, estando listo en cuestión de un par de minutos.
—¿Cómo se supone que puedes estar listo tan rápido?
—Fácil, soy un hombre —me sonríe, dejando un beso en mis labios y sale del armario, no sin antes darme una nalgada—. Andando, se nos hace tarde.
Ruego los ojos divertidos y tomo un pequeño bolso blanco, en donde guardo rubor, labial y mi teléfono. Ahora si estoy lista.
Sigo a Tyler escaleras abajo, dejando la taza vacía sobre la encimera de la cocina y me uno a él en la puerta, en donde me está esperando.
—¿No que estabas lista?
—Ay, ya vámonos.
Niega divertido y salimos de la casa, donde los gorilas ya están en sus posiciones para poder salir lo más pronto posible.
Aunque ha pasado más de un mes desde la muerte de Kit, su ausencia se siente como el primer día. Jason Alcott, su segundo al mando y mejor amigo, es mi nuevo jefe de seguridad. Al inicio le costó aceptar su nuevo puesto, sentía que estaba usurpando la memoria de Kit de alguna manera, pero con los días ha sabido acoplarse bastante bien.
—Luna, Alfa —nos saluda, inclinando su cabeza con respeto.
—Buenos días, Jason.
El interpelado me abre la puerta y me ayuda a subir a Roy, a lo que le agradezco con una sonrisa.
—Deberías intentar dormir un poco —me dice Tyler una vez me he puesto el cinturón de seguridad—. Tenemos un día largo por delante.
—Estoy bien —digo y Tyler me mira de reojo, haciéndome bufar como un burro—. Es en serio. Lo juro.
