Capítulo 29: Eres mi hogar

100 12 21
                                    

La casa esta desierta cuando llego

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La casa esta desierta cuando llego. No hay rastro de Tyler en ninguna parte, lo que me tranquiliza solo un poco.

Son casi las dos y mi estómago gruñe, recriminándome por no haber comido nada desde anoche. Ya soy capaz de retener los alimentos en mi estómago, siempre y cuando sea en pequeñas cantidades. Lo suficiente para no desmayarme a mitad del día.

No tengo idea de cuánto tardará Tyler en volver, por lo que decido recoger mi cabello en un moño en lo alto de mi cabeza y enciendo el estéreo, en busca de mitigar el silencio ensordecedor que acompaña esta enorme casa.

—Mucho mejor —sonrío, cuando la voz de Freddy Mercury inunda la casa y me quito la sudadera para estar más cómoda.

Con mis brazos como jarras, miro la alacena en busca de un poco de inspiración. Necesito aprender a cocinar con urgencia.

La caja de mezcla para pastel de chocolate brilla al fondo del estante, haciéndome ojitos. No he vuelto a probarlo luego del accidente en casa de mis padres, pero me armo de valor y la tomo para leer las instrucciones en la parte trasera.

Necesito huevos, leche y un poco de aceite. Debo mezclarlo todo en un bol y listo. Excelente, hasta un niño podría hacerlo, justo lo que busco.

Sin ganas de complicarme demasiado, tomo un paquete de pasta y uso a mi fiel compañero para poder llevar a cabo el almuerzo sin terminar con una indigestión: YouTube.

Pongo a hervir el agua para la pasta y aprovecho para colocar sobre la encimera los ingredientes que indica la caja de la mezcla para pastel mientras muevo por la casa el ritmo de Bohemian Rhapsody.

Mama, just killed a man. Put a gun against his head, pulled my trigger, now he's dead. Mama, life had just begun. But now I've gone and thrown it all away.

Uso la botella de aceite como micrófono y canto con Freddy, haciéndome a la idea de que los muebles son mi público. Recuerdo con nostalgia cuando colocaba mis peluches en el suelo de mi habitación cuando debía practicar alguna canción o papel que debiera interpretar.

Cuando las gemelas y Kendall tuvieron la edad suficiente, se unieron a los peluches y a Scarlett, quien parecía nunca tener nada mejor que hacer que escucharme cantar y hablar sola durante horas.

Pero que buenos eran esos tiempos.

—¡Oh, no! —Corro a la cocina cuando uno de los huevos comienza a rodar por la encimera y me lanzo al suelo justo a tiempo para tomarlo entre mis manos con una sonrisa de triunfo en mi rostro—. Te tengo.

Mi triunfo dura poco tiempo cuando otro huevo rueda por la encimera y termina cayendo justo sobre mi cabeza, haciendo que la clara mezclada con la yema se pegue a mi cabello y caiga por mi frente.

—Grandioso —Me quejo a la nada y me levanto del suelo, observando sobre la encimera al único huevo que no se movió ni un milímetro—. ¿Por qué no puedes ser como él?

La Alfa (Saga Alfas #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora