mi culpa - pablopablo

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—¿Qué mierda es esto? —pregunté, confundido, mirando el papel que acababa de salir de la máquina.

—Tu futuro, amor. Al final, en este viaje te enamoras y todo —dijo Álvaro con una sonrisa burlona mientras seguíamos caminando.

Observé nuevamente el papel, dejando que las palabras se hundieran en mi mente, pero no pude evitar que, una vez más, las mismas inseguridades de siempre me atraparan.

Flashback

Mi móvil sonó exactamente a las 22:26 de la noche. Era Adrián. Estaba sentado en el autobús, volviendo a casa, cuando contesté.

—Hola, mi vida, ¿qué tal hoy la uni? —pregunté, intentando sonar despreocupado.

Al otro lado del teléfono, escuché un suspiro profundo. Con solo ese sonido, supe que algo no andaba bien. Ambos estábamos en plenos exámenes y mi cumpleaños se acercaba. Lo que más deseaba era acabar y celebrarlo con él en algún lugar bonito, paseando juntos. Pero algo en su tono me decía que esos planes podían verse truncados.

—La uni bien, pero quería hablar contigo de algo... ¿tienes tiempo? —dijo, su voz temblorosa.

Sentí un nudo formarse en mi estómago, y antes de darme cuenta, las lágrimas comenzaron a brotar sin permiso. De todas las formas posibles en que podía suceder, nunca pensé que lo haría por teléfono.

—Lo siento, Juanjo. No puedo seguir con esta relación. Necesito que lo dejemos —dijo él, con una calma que solo hizo que mi corazón se rompiera aún más.

—Pero... ¿por qué? ¿Qué he hecho mal? ¿Qué ha cambiado? —pregunté, desesperado, tratando de encontrar una explicación que pudiera aliviar el dolor.

—No intentes entenderlo —respondió, cansado, antes de colgar.

Con esa llamada, se fue toda la felicidad que había acumulado junto a él. Todos nuestros sueños y planes se desvanecieron en un instante, dejándome vacío, solo en el frío asiento del autobús.

Fin del Flashback

Desde que me dejó, no había estado con nadie más. Llevaba meses intentando luchar contra mis pensamientos intrusivos, esa voz interna que me decía que nadie volvería a quererme, que no era suficiente para nadie. Este viaje me daba miedo precisamente por esos pensamientos. Sentía que, en cualquier momento, me compararía con mis amigos y me derrumbaría.

Intenté apartar esos pensamientos mientras ayudaba a poner la compra en la nevera. Ruslana preparaba una ensalada de tomate con una eficiencia envidiable. En el altavoz sonaba "Mi Culpa" de Pablo Pablo, y esos ratos con mis amigas lograron despejar mi mente, al menos por un rato. Comimos con gusto y luego nos echamos una pequeña siesta. Cuando me desperté, eran las 19:30 de la tarde, y Álvaro y Bea ya estaban en la piscina. Ruslana entró en mi habitación sin previo aviso.

—Aquí huele a tigre —dijo con una mueca de desagrado.

—Uno que aún no se ha duchado —respondí, desperezándome lentamente.

—¿Te vienes a la piscina? Bea y Álvaro están abajo —me preguntó.

—Creo que me quedaré un rato aquí. Necesito un café —contesté, buscando un pretexto para quedarme solo.

—Como quieras, pero a las 21 subimos para ducharnos. Esta noche ¡salimos de fiesta! —dijo con entusiasmo.

—Sí, sí, no te preocupes —le aseguré.

Cuando Ruslana salió del apartamento, me quedé completamente solo. Aunque adoraba a mis amigos, a veces necesitaba estar solo más de lo que me gustaría admitir. Me preparé un café y salí al balcón. Desde allí, observé a los grupos de amigos en la piscina, todos provenientes de distintas partes de España. No pude evitar reflexionar sobre cómo cada persona en ese lugar tenía su propia vida, sus problemas y malas decisiones, y que yo nunca sabría cuáles eran.

A las 21:14, mis amigos regresaron al apartamento. Mientras estaban en la piscina, había aprovechado para ducharme, vestirme y preparar la cena.

—¡Ya estamos aquí! —gritó Álvaro desde la entrada.

—Huele increíble, amor —dijo Bea, acercándose para darme un abrazo.

—Hemos conocido a unos vascos en la piscina, Juanjo. No te imaginas, justo de los que te gustan a ti, con mullet y todo —dijo Ruslana, sofocada por las escaleras.

—Y me lo pierdo, joder —respondí, tratando de disimular mi falta de interés.

Sabía que mis amigos llevaban semanas intentando que me fijara en otros chicos, supongo que era su manera de ayudarme a seguir adelante. Y aunque lo agradecía, no estaba seguro de estar listo para sentir algo por alguien más.

Cenamos tranquilamente, conversando sobre todo un poco: los exámenes, el chico con el que Álvaro había hablado en la piscina, un chaval de Logroño que le tenía obsesionado desde que lo vio, y lo bien que nos lo íbamos a pasar esa noche. Mientras Álvaro y yo recogíamos la mesa y comenzábamos a hacer la previa, Ruslana y Bea se duchaban y maquillaban en la habitación.

—¿A qué hora queréis ir? —preguntó Bea desde el baño.

—Sobre la una, ¿no? Aún son las 23:30, tenemos que beber un poco más. Además, hasta esa hora no se llenará la discoteca —respondió Álvaro, mientras bebía un whisky con agua.

Álvaro era la persona más peculiar que conocía en cuanto a beber. Cada vez que lo veía con un cubata en la mano, la combinación era diferente y más extraña que la anterior. Se había propuesto, desde que empezó la carrera, probar todas las combinaciones posibles para hacer un ranking definitivo, y no pararía hasta probarlas todas.

Una hora después, Ruslana y Bea aparecieron en la puerta del salón, radiantes. Decidimos que era momento de salir. Álvaro y yo, ya un poco tocados, bajamos bailando las escaleras. Nos cruzamos con un grupo de chicos que subían. Crucé miradas con uno de ellos, pero no le di demasiada importancia.

Esa noche era solo una más. Pero, en el fondo, sabía que algo iba a cambiar dentro de poco

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Hola amores!! Segundo capitulo jeje, muchisimas gracias por leerme!! Estoy super emocionada con esta historia, ojala os encante, cualquier opinión o sugerencia no dudeis en comentármela <3

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