Artemisa - drugos

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Salí de la ducha sintiéndome un poco más fresco, aunque mis pensamientos seguían dando vueltas como un torbellino. El agua fría había ayudado a despejarme un poco, pero todavía tenía mucho en la cabeza: la noche anterior con Martin, el sorprendente encuentro con Álvaro y Paul en mi cama, y lo que todo eso significaba. Me enrollé la toalla alrededor de la cintura y me pasé una mano por el pelo mojado, suspirando mientras salía del baño.

Álvaro estaba en la cocina, apoyado en la encimera con una taza de café entre las manos. Al verme, levantó la cabeza y me dedicó una sonrisa pícara.

—Vaya, míralo, todo limpito después de una noche loca —bromeó, sus ojos brillando con diversión.

—Tú tampoco te quedas atrás, ¿eh? —le respondí, soltando una carcajada mientras me dirigía a la habitación para vestirme—. Parece que ambos tuvimos una noche interesante.

Álvaro rió suavemente, pero había algo en su expresión que me hizo detenerme en seco. Me giré hacia él, curiosidad en mi mirada.

—¿Qué pasa? —le pregunté, cruzándome de brazos mientras lo observaba con atención.

Álvaro dejó la taza sobre la encimera y se encogió de hombros, como si intentara restarle importancia a lo que estaba a punto de decir.

—No mucho, en realidad. Anoche estuvo bien, pero... —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. No sé, no es como si Paul fuera alguien que realmente me gustara. Estuvo divertido, pero ya está. No hay nada más.

Lo miré, tratando de leer más allá de sus palabras. Álvaro siempre había sido alguien que disfrutaba del momento, sin complicarse demasiado con los sentimientos, pero esta vez parecía haber un poco más bajo la superficie.

—¿Entonces no te interesa para nada? —le pregunté, asegurándome de entender bien.

Álvaro negó con la cabeza, apoyándose contra la encimera y cruzando los brazos.

—No, no es eso —dijo con sinceridad—. Paul es un buen tío, pero no siento esa conexión, ya sabes. Estuvo bien para pasar el rato, pero no hay futuro ahí. Fue una noche y nada más.

Asentí, entendiendo perfectamente lo que quería decir. Era fácil dejarse llevar por el momento, pero también era importante reconocer cuándo no había más que eso. Me acerqué a la encimera y me serví un vaso de agua, dándole tiempo a Álvaro para que continuara si quería.

—¿Y tú? —me preguntó de repente, mirándome de reojo—. ¿Cómo te sientes después de lo de anoche? Porque vi cómo te miraba ese Martin. Y no fue solo una noche para ti, ¿verdad?

Suspiré, dejé el vaso a un lado, y me apoyé en la encimera junto a él.

—No lo sé, Álvaro —admití—. Martin es diferente. No es solo el rollo de una noche. Hay algo más... pero no sé qué es. Todo pasó tan rápido que no tuve tiempo ni de pensarlo. Me gusta, pero a la vez me da miedo que todo esto se complique.

Álvaro me observó en silencio por un momento antes de esbozar una leve sonrisa.

—A veces las mejores cosas llegan cuando menos las esperamos, Juanjo. No te agobies intentando entenderlo todo de golpe. Deja que las cosas fluyan y ya verás qué pasa.

Asentí, agradecido por su consejo. Me tomé un momento para reflexionar, pero antes de que pudiera decir algo más, mi teléfono vibró en la encimera. Lo cogí y vi un mensaje de Martin. Un pequeño nudo se formó en mi estómago mientras lo abría.

"Hey, ¿te bajas a la piscina? Hace un día genial, podríamos pasar un rato allí."

Sonreí al leerlo, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. No era solo un mensaje casual; había algo más en sus palabras, algo que me hacía querer ver dónde podía llevar todo esto.

we can't be friendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora